A partir de un detalle iconográfico puede constatarse que la primera «bomba de fuego» introducida en Cuba se construyó según el proyecto del padre de la ingeniería moderna en España y Rusia.

Este hallazgo implica que se rectifique el momento de la introducción de la imprenta en la Isla, a la par que suscita nuevas interrogantes sobre el arte de imprimir en La Habana.

Fundada en 1926, esta institución palpita hoy más vigorosa y dinámica que nunca en aras de cumplir con su objetivo principal: la preservación de la lengua española frente a las desviaciones propias del mal uso del idioma.

Situado junto al litoral habanero, este espacio abrió sus puertas a los amantes de la artesanía artística.