Concebido como una selección de cuatro artículos sobre el italiano Meucci y su pasión por el teléfono, el libro Los días cubanos de Antonio Meucci y el nacimiento de la telefonía fue presentado en 1999 por la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba S.A. (ETECSA) y la Sociedad Cubana de Historia de la Ciencia y la Tecnología.
El libro Los días cubanos de Antonio Meucci y el nacimiento de la telefonía, incluye un trabajo del sabio cubano Fernando Ortiz, y tres del ex profesor de los institutos politécnicos de Milán y Turín, Basilio Catania.

 Fue en los inicios de 1999 cuando la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba S.A. (ETECSA), junto con la Sociedad Cubana de Historia de la Ciencia y la Tecnología, presentó el libro Los días cubanos de Antonio Meucci y el nacimiento de la telefonía, una selección de cuatro artículos realizada por los profesores José Altshuler y Roberto Díaz Martin sobre el carismático italiano que, nacido en Florencia en 1808, vivió durante 16 años en La Habana, donde tuvo sus primeras experiencias relativas al teléfono.
La publicación de este volumen –que será leído «con placer y gozo por los cultores de la historia y de las relaciones cubano–italianas», según señala el Historiador de la Ciudad, Eusebio Leal, en la nota introductoria– es una prueba más de la oportuna gestión de ETECSA «en su afán ya demostrado de honrar los bienes de la cultura y de las bellas artes».
La prioridad de la invención del teléfono eléctrico se atribuye generalmente al escocés Alexander Graham Bell, residente en Estados Unidos. Pero, el norteamericano Elisha Gray había presentado una solicitud de patente relativa a un aparato de igual propósito, apenas unas horas después que lo hiciera Bell, el 14 de febrero de 1876. Por otra parte, el alemán Reis había construido en 1861 un aditamento eléctrico que, si no reproducía la voz humana, al menos reproducía muchos sonidos. Y aún antes, en 1854, el francés Bourseul había ideado un aparato con el que podría transmitir la voz eléctricamente. Aunque no lo logró en la práctica, esto no impidió que algún autor lo considerara así.
Pero si se acepta que Meucci dijo la verdad en el juicio que en 1885-1886 entabló en la American Bell Telephone Company contra la Globe Telephone Company, entonces fue en 1849, durante una sesión de electroterapia aplicada a un paciente en un local del teatro Tacón –hoy Gran Teatro de La Habana– que aquél descubrió accidentalmente la transmisión eléctrica de la voz humana.
A partir de ese momento –dijo Meucci– éste fue mi sueño y reconocí que yo había obtenido la transmisión de la palabra humana por medio de un alambre conductor unido a varias pilas para producir electricidad, y le di inmediatamente el nombre de «telégrafo parlante».
De los cuatro trabajos incluidos en los Los días cubanos..., uno corresponde al sabio cubano Fernando Ortiz, y los tres restantes al ex profesor de los institutos politécnicos de Milán y Turín, Basilio Catania.
Bajo el sugestivo título «¿Se inventó el teléfono en La Habana?», el artículo de Ortiz reconstruye con pinceladas brillantes e imaginativas la vida de Meucci, examinando particularmente el período transcurrido en Cuba, y también su relación ininterrumpida con Italia, sobre todo con los hechos vinculados al legendario Giuseppe Garibaldi.
Publicado en Cuba, en junio de 1996, en la Revista Bimestre Cubana –justamente la misma en que este trabajo de Ortiz viera la luz en 1941–, el primer artículo de Catania venía a ser una muy fundamentada respuesta al título-pregunta. Y nadie podía hacerlo mejor que él, autor de extensas búsquedas documentales sobre el tema en Italia, Cuba y Estados Unidos.
Desde La Habana Meucci partió definitivamente el 23 de abril de 1850 hacia Estados Unidos, con el objetivo de desarrollar y promover su descubrimiento en aquel país industrializado.
En los restantes artículos de Catania, el inventor italiano se nos revela como el gran pionero que fue de la electrotecnia en Cuba, aunque sólo sea porque hacia el año 1844 montara en los predios del teatro Tacón un taller de galvanoplastia, de los primeros que funcionaron en el continente americano, si no el primero.
Quien se interese por el tema, seguro hallará material suficiente para una primera aproximación en las páginas del libro Los días cubanos..., el cual se suma a los homenajes rendidos anteriormente en Cuba a Meucci, en 1997, al colocarse una placa en el interior del Gran Teatro de La Habana, en digno reconocimiento a la labor precursora realizada por aquel florentino hace más de 150 años, cuando el telégrafo eléctrico apenas había dado sus primeros pasos en el mundo, y la telefonía era sólo un sueño.

Comentarios   

Ignacio A. Ortiz-Bello
0 #1 Ignacio A. Ortiz-Bello 23-03-2009 20:54
He dado a conocer este dato sobre la invención del teléfono en Cuba, por habérmelo dado personalmente Fernando Ortiz en su cubículo de la Biblioteca Nacional de Cuba.
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