El Programa Cultural de la Oficina del Historiador de la Ciudad arriba este mes de febrero a su edición número 100. Con un carácter mensual, y editado por la Dirección de Gestión Cultural de la Oficina del Historiador, surge en noviembre de 2000 por la necesidad institucional de promover el proyecto cultural y social generado en la amplia red de museos, casas museos y centros culturales de la zona. Está dirigido a diversos públicos, entre los que figuran los medios de comunicación, personalidades de la cultura cubana, red de casas y museos, así como centros laborales y estudiantiles de la zona.

 La Editorial Boloña de la Oficina del Historiador de la Ciudad fue reconocida en dos de las cinco categorías en concurso del  Premio Anual del Diseño del Libro Raúl Martínez 2007, que cada año convoca el Instituto Cubano del Libro (ICL) con el fin de mostrar los logros alcanzados en esta disciplina y divulgar las mejores obras de sus creadores. En Diseño Integral se laureó a Carlos Alberto Masvidal Saavedra, por su trabajo en el libro Cuba Colonial. Música, compositores e intérpretes, de Zoila Lapique Becali. En tanto la distinción a la Mejor Colección se concedió a Raíces, de Boloña.

 La respuesta fue dada, en el espacio de conferencias «Superficies y profundidades» del Museo Castillo de la Real Fuerza, por Alessandro López Pérez, jefe de la sección naval de Gabinete de Arqueología, en horas de la tarde de hoy viernes. El conferencista fue protagonista como arqueólogo subacuático del hallazgo del pecio Fuxa en el litoral costero de Pinar del Río. Las similitudes de la estructura de la obra viva, la presencia de elementos cronodiagnósticos y el propio sitio donde fue encontrado parecían indicar que se trataba del Nuestra Señora del Rosario, excepto por un grupo de monedas.
 Mañana sábado 31 de enero, a las 10 am, en la Casa Alejandro de Humboldt, el especialista de la aeronáutica civil Carlos Concepción ofrece una conferencia con motivo del aniversario 73 del vuelo Camagüey-Sevilla realizado en los primeros días del año 1936 por el teniente de la Marina de Guerra Constitucional Antonio Menéndez Peláez. Esta travesía constituyó un gesto de reconocimiento al recorrido efectuado tres años antes desde Sevilla a Camagüey por los pilotos Mariano Barberán y Joaquín Collar a bordo del avión Cuatro Vientos.