Con el título Flores de música y poesía de idos tiempos el Conjunto de Música Antigua Ars Longa que dirige Teresa Paz ofrecerá un concierto de música medival y renacentista mañana sábado 21 de febrero, a las 8:30 pm, en la antigua Iglesia de San Francisco de Paula donde primarán repertorios galaico-leoneses en correspondencia con la visita del grupo literario Filandón que promueve la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo.
 Dido y Eneas, ópera del compositor inglés Henry Purcell, será interpretada en versión de concierto mañana sábado 21 de febrero, a las 6:00 pm, en la antigua Iglesia de San Francisco de Paula. Esta presentación clausurará el taller de música barroca inglesa impartido por el maestro y violinista Walter Reiter que han organizado una vez más la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana y el Conjunto de Música Antigua Ars Longa que dirige Teresa Paz. Participan también en esta ocasión la orquesta sinfónica del Instituto Superior de Arte, a cargo de Ulises Hernández, y la Camerata Vocale Sine Nomine, que conduce Leonor Suárez.
A propósito de las celebraciones por el aniversario 49 de la Biblioteca Pública Rubén Martínez Villena fue presentado por segunda ocasión, en la tarde del jueves 19, el libro Historia de la Iglesia Católica en Cuba. La iglesia en las patrias de los criollos (1516-1789). Bajo el sello de Ediciones Boloña de la Oficina del Historiador, este volumen intenta sistematizar la relación entre el corpus de la iglesia española y su inserción y permanencia en el proceso formador de la identidad criolla. Con la presencia de Eduardo Torres-Cuevas, coautor junto a Edelberto Leiva, transcurrió el debate en la sala de actos María Teresa Freyre de Andrade.
 La Farmacia Taquechel del Centro Histórico de la Ciudad inauguró el día 19 en horas de la mañana una atractiva muestra de prensa-tapones. Pertenecientes a la colección de la institución, estas piezas que en el pasado cumplieron una función utilitaria en los antiguos dispensarios habaneros poseen implícitas un alto valor estético manifiesto en su minuciosa y delicada manufactura. Conocidos también como reductores de corcho, fueron realizados en el siglo XIX en bronce y hierro. Su estructura permitía fijarlos por un extremo a la mesa del boticario y por el otro se procedía al ajuste de los corchos en las bocas de los frascos.