Desvencijadas e inhabitables fachadas, corroídas láminas de zinc y astilladas vigas a punto de desaparecer son algunos de los elementos que percibimos cuando nos enfrentamos por primera vez  a la obra del joven artista Raciel Gómez Golpe (La Habana, 1978).

En el amplio mosaico del arte contemporáneo cubano, donde convergen disímiles tendencias, generaciones y dispares líneas conceptuales se inserta la obra de este artífice, creaciones perturbadoras, reflexivas  y dialogantes y se alza con una voz muy propia que ahonda en el mundo interior de cada uno de nosotros.

 
 De la serie «Erosión del límite», Anverso (2007). Acrílico sobre lienzo (127 x 170 cm).
Desvencijadas e inhabitables fachadas, corroídas láminas de zinc y astilladas vigas a punto de desaparecer son algunos de los elementos que percibimos cuando nos enfrentamos por primera vez  a la obra del joven artista Raciel Gómez Golpe (La Habana, 1978). Como retratos permeados de realidad,  verdaderos testimonios de la decadencia a la que están sometidas las viviendas debido al implacable decursar del tiempo, funcionan las piezas de este creador. Raciel pinta al hombre. Aunque este no se ve, late y respira desde la destrucción  de sus moradas como fenómeno sociológico. Su obra es como la Historia del hombre contada por sus casas de La Edad de Oro, pero esta vez narrada por lo derruido de los domicilios. Retrato del individuo contemporáneo que se vale de la belleza intrínseca de los oxidados metales, de lo lindo que esconde lo feo, de la sublimación de la ruina. En el amplio mosaico del arte contemporáneo cubano, donde convergen disímiles tendencias, generaciones y dispares líneas conceptuales se inserta la obra de este artífice, creaciones perturbadoras, reflexivas  y dialogantes y se alza con una voz muy propia que ahonda en el mundo interior de cada uno de nosotros. En Raciel se funden virtuosismo con instinto del mismo modo que atrapa la arquitectura urbana en el tiempo, la degradación de un entorno, una especie de estudio antropológico de la arquitectura vernácula que se convierte en históricos documentos de una determinada construcción  que deja de existir. Este artista que hubiera sido militar según me confesó y que hoy ni siquiera se imagina fuera del arte, al parecer pinta La Habana aunque su obra es un tanto universal, pues no la dota de ningún elemento inequívoco de cubanía. Prefiero creer que pinta a La Habana aunque de inmediato me sacó de la duda, efectivamente, la protagonista es nuestra capital, mayoritariamente el municipio de Guanabacoa donde reside y trabaja desde hace algunos años.  No es la edulcorada Habana del Centro Histórico la que ocupa el imaginario del artista; la que le interesa y nos devuelve mutada en arte es la que denota su verdadera esencia y antigüedad, sin pretextos ni maquillajes. El dibujante y pintor roza los cánones de la estética hiperrealista sin sumirse en sus habituales procedimientos. El uso del carbón denota cierta soltura a sus trazos lo que no atenta con la excelente factura y el acabado de las piezas. Las  gamas cromáticas seleccionadas refuerzan la función dramática de las líneas, las sombras y la tesis que motiva sus composiciones. Los tonos sepias y sienas, el blanco y el negro, complementan sus interrogantes al peculiar paisaje. Es evidente la sensación de movimiento que denota el detallado trabajo con las luces dentro del cuadro y los elementos que refleja, los que nos adentran en las peculiaridades de un contexto sobre el que se quiere llamar la atención. Raciel convoca al espectador a ser partícipe de sus indagaciones. Lo consigue al punto de plantearnos  la duda acerca de la posibilidad de habitar esos lugares pero nunca de cuestionarnos su veracidad, pues es posible hallarlas en cualquier calle de nuestra ecléctica ciudad.

Aunque a primera vista algunos no logren descifrarlo en tus obras, el hombre funciona como motivo recurrente, ¿por qué lo abordas desde esta perspectiva elíptica?

Recuerdo que desde que comencé a crear el ser humano siempre ha estado presente, ha sido mi principal inquietud, ya sea  personaje en la pieza, o su huella en todo lo que lo rodea. En esta última etapa tomo la vivienda como símbolo alegórico a la vida del hombre. Pienso que es más sugerente plasmar su huella que a él, es una sutil manera de evocarlo sin representarlo de una forma tan evidente. Es tan fuerte su presencia aunque no aparezca físicamente que es como redundar, por lo pronto no lo incluyo.

A pesar de haberte formado como escultor, la pintura y el dibujo son las expresiones artísticas que prevalecen en tus actuales producciones. ¿Qué importancia le concedes al empleo de estas manifestaciones en la temática que abordas?

Como bien dices me gradué de la Academia de Bellas Artes de San Alejandro en la especialidad de escultura. En mi obra se han imbricado disímiles manifestaciones, he logrado conjugarlas y las prefiero a todas, aunque en determinadas etapas me he concentrado específicamente en algunas. En estos momentos estoy más de dedicado a la pintura y al dibujo del paisaje porque pienso que son las manifestaciones que más se ajustan a mis inquietudes. Mis estudios escultóricos me han ayudado  muchísimo en mis actuales producciones. Pienso que mi motivación por el paisaje está condicionada por la representación de objetos en el espacio, y la escultura es justamente objetos en el espacio, el ejercicio escultórico me ha impregnado de una experiencia real con el espacio que ha marcado mi modo de abordar la bidimencionalidad.

Hablemos de paradigmas e influencias que han pautado de una forma u otra tus creaciones.

Han  sido determinadas figuras en distintas etapas. En mis inicios de escultor la obra de Rodin y de Miguel Ángel, entre otros clásicos, fueron esenciales. Descubrí, luego de algún tiempo de estar haciendo este tipo de paisaje, la obra de Andrew Wyeth un pintor norteamericano con el que tengo muchos puntos de contactos. Hoy día no estoy estudiando la obra de un artista en particular, solo tomo lo que necesito en el momento específico. En este período es sin dudas, el estudio de todo lo que me rodea mi mayor paradigma.
En estos últimos tiempos me han motivados mis caminatas por la ciudad, en las que observo todo y algunas cosas me marcan hasta traducirlas en obras. La inspiración es un momento fugaz que surge en esos instantes, pero lo demás es un riguroso proceso de estudio y perseverancia en las obras, pues paso mucho tiempo trabajando.

 
Pieza 60 (2005). Carbón sobre lienzo (54 x 75 cm).
¿Qué es para ti la creación artística?

El arte es mi razón de ser, lo que me da fuerzas para seguir viviendo, y la creación en sí es un poco más amplia como concepto y como fenómeno. Creo que todos los seres humanos de una manera u otra tienen la capacidad de crear, lo interesante radica en convertir la creación en arte. Todos somos creativos y en la vida práctica asumimos actitudes ingeniosas. La creación artística es un engranaje muy complejo, cuyo generador es el artista, pero además de el intervienen otro grupo que pudiéramos llamar institución  ARTE.

¿Por qué prefieres utilizar carboncillo sobre el lienzo?

 Me da mucho placer dibujar con carbón, es uno de mis mayores disfrutes. Esta técnica concuerda con mis ideas y refuerza ese dramatismo que quiero lograr, busco poner las cosas en blanco y negro, sin adornos ni tapujos.

¿Podrías describirme tu metodología de trabajo?

Cuando elijo el objeto a representar, ante todo lo observo hasta la saciedad. Utilizo la fotografía como material de estudio, para atrapar ese momento en el que lo visualicé y me interesó por sus características, por las transformaciones que va sufriendo en el tiempo. A la fotografía solo la tomo como referente de la realidad, a la hora de crear yo quito y pongo cosas en dependencia de mis intereses, por lo general suprimo porque existen muchos elementos que atentan contra la realidad propia de la obra y lo que deseo transmitir. Mis obras son construcciones visuales armadas con un grupo de experiencias tomadas de la realidad y el propio proceso representativo.
Un cuadro indispensable…
Como cada creador tengo dos o tres favoritos, cuadros que considero mejor logrados aunque a todos los quiero de igual manera. Si me obligas a escoger uno  sería  la obra premiada en el Salón Nacional de Paisaje, se titula Perspectiva.

¿Debido a la minuciosidad de sus detalles y el virtuosismo técnico que la caracteriza, pudiéramos definir tu obra como hiperrealista?

No me considero hiperrealista, ni me concibo dentro de ningún ismo, busco incansablemente el resultado de mi experiencia concreta y personal, no me preocupa que pueda estar de moda... Procuro muchísimo el efecto verista en la obra y sobre todo que sea verosímil, que el espectador pueda creerse que fue, es o podría ser real la imagen que percibe. No me gusta adherirme a ningún movimiento ni endosarme ninguna etiqueta, solo tomar de cada estilo lo necesario para establecer mi propio sello, mi personalidad como creador y sobre todo sentirme que hago lo que mas deseo.

¿Seguirás pintando paisajes?

 Pienso seguir indagando en el paisaje porque creo que a pesar  de ser un género bastante antiguo ha sido tratado desde una perspectiva un tanto ingenua, por lo que creo que debemos ser más osados y  añadir un poco mas de análisis sobre el concepto de paisaje.

 
Serie «Erosión del límite»; interior 87 (2007). Carbón sobre lienzo (130 x 110 cm).
¿Qué propones esencialmente con Erosión del límite?

Como mismo lo indica su título,  esta muestra busca erosionar el límite del paisaje y de la vivienda, de penetrar al interior de una  casa y mostrar al espectador todas las atmósferas y sensaciones posibles que uno puede experimentar dentro de cada uno de esos espacios. Esta serie concreta un poco la idea de mi anterior exposición Puzzle, en el 2005, que jugaba con la fragmentación de imágenes de espacios interiores de viviendas y la ambigüedad compositiva. Se ha hablado de mis indagaciones en el género paisaje y Erosión del límite complejiza el levantamiento de una vivienda sin que todo lo que se vea sea exacto a la realidad, la realidad de la pintura es distinta a la realidad existente, debe seguir su propio lenguaje y sugerir entre líneas. El arte hace perceptible lo que no siempre lo es.

 

Cecilia Crespo
Estudiante de periodismo

 

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