Conmemorando el 200 aniversario de la estancia de dos días de Simón Bolívar en La Habana, la Oficina del Historiador de la Ciudad acuñó a finales de 1998 una moneda que recoge tan singular efeméride.
Sin haber cumplido aún los 16 años, Simón Bolívar visitó La Habana, adonde arribó el 25 de marzo de 1799.
A bordo del navío «San Idelfonso», consagrado al santo patrono de los reyes de España, Bolívar llega a Veracruz. Luego de una permanencia bastante prolongada, debido al acecho de buques ingleses que merodeaban por el Golfo de México, continúa hacia La Habana, adonde llega el 25 de marzo.
En el anverso de la pieza puede verse el rostro adolescente del futuro Libertador de América, imagen que se obtuvo a partir de un medallón que Bolívar enviara desde el Viejo Continente a su hermana en Venezuela.
El reverso de la moneda muestra al «San Idelfonso» —navío de 74 cañones, modelo de su clase— que le transportó durante este periplo, así como la fecha de su arribo a suelo cubano.
En el Centro Histórico de La Habana se le rinde permanente homenaje a Simón Bolívar desde que el 24 de julio de 1993 fuera abierta al público la Casa que lleva su nombre, proyecto que incluyó también la construcción de una plaza homónima, muy cerca de ese inmueble, en la esquina de Mercaderes y Obrapía. Allí se erige una estatua pedestre al Libertador, réplica de la escultura original moldeada en Roma en 1843 por Pietro Tenerani e inaugurada en la Plaza Mayor de Bogotá, tres años después.
En el anverso de la pieza puede verse el rostro adolescente del futuro Libertador de América, imagen que se obtuvo a partir de un medallón que Bolívar enviara desde el Viejo Continente a su hermana en Venezuela.
El reverso de la moneda muestra al «San Idelfonso» —navío de 74 cañones, modelo de su clase— que le transportó durante este periplo, así como la fecha de su arribo a suelo cubano.
En el Centro Histórico de La Habana se le rinde permanente homenaje a Simón Bolívar desde que el 24 de julio de 1993 fuera abierta al público la Casa que lleva su nombre, proyecto que incluyó también la construcción de una plaza homónima, muy cerca de ese inmueble, en la esquina de Mercaderes y Obrapía. Allí se erige una estatua pedestre al Libertador, réplica de la escultura original moldeada en Roma en 1843 por Pietro Tenerani e inaugurada en la Plaza Mayor de Bogotá, tres años después.