Dedicada en esta ocasión a los aniversarios 150 del natalicio del compositor Giacomo Puccini y al 70 del fallecimiento del escritor Gabriele D’Annunzio, la XI Semana de la Cultura Italiana sesionó del 24 al 29 de noviembre en distintos espacios de la ciudad.

El evento incluyó conferencias, mesas redondas, presentaciones de libros, conciertos, exposiciones fotográficas...

 
 Giacomo Puccini (1858-2008). Considerado un heredero de la tradición italiana fomentada por Giuseppe Verdi, Puccini se convirtió en uno de los mejores compositores de su país, elogiado por la crítica y el público. Es autor de nueve óperas, entre las que destacan Edgar (1889), Manon Lescaut (1893), y La fanciulla del west (1910), es creador de Messa, conocida como Misa de Gloria.
Auspiciada por el Ministerio cubano de Cultura, la embajada italiana en Cuba, la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana y el Comité Cubano de la Sociedad Dante Alighieri, la XI Semana de la Cultura italiana estuvo dedicada a dos personajes italianos importantes: el compositor de ópera Giacomo Puccini (1858-1924) a propósito del 150 aniversario de su nacimiento, y al gran escritor  Gabriele D’ Annunzio (1863-1938),  por el 70 aniversario de su muerte.
Gran maestro de la ópera y padre ilustre de la música lírica italiana, Puccini es considerado el sucesor de Giuseppe Verdi. Es difícil situar a Puccini en el panorama internacional, porque su ópera reúne el patrimonio italiano con fuertes influencias alemanas e italianas. Él escribió siempre pensando en el público y alejándose de las tendencias innovadoras dominantes en su época. Su música, marcada por un  dramatismo  eficaz y melódico, no sólo se tiene que escuchar y ver representada, se debe sentir.
Por el contrario, Gabriele D’ Annunzio tuvo un carácter aventurero, radical y extremista y, tras una exitosa carrera como novelista, poeta y dramaturgo, siempre se interesó por la política y participó en ella activamente. También en su trabajo literario expresó sus ideas controvertidas exigiendo la reflexión del lector y exponiéndolas a la discusión. Es el caso también de su novela L’innocente, llevada a la gran pantalla por el cineasta Luchino Visconti, cuya proyección también formó parte de la  presente Semana cultural italiana en Cuba.  
La obra de D’Annunzio incluye, entre otros, un libreto de la ópera El martirio de San Sebastián, musicalizado por el compositor francés Claude Debussy. Es así que no fue una sorpresa que en la jornada haya predominado la música clásica.
Por eso a la inauguración oficial el lunes 24 en la Basílica Menor de San Francisco de Asís, le siguió un concierto en homenaje a Puccini con el título Vissi d’arte, vissi d’amore, nombre del aria de su ópera Tosca con cuya presentación en el Gran Teatro de la Habana concluye mañana sábado 29 la Semana.
También el miércoles 26 en el Oratorio de San Felipe Neri se realizó un recital de arias de Puccini titulado Las mujeres de Puccini. Sus personajes  principales  siempre son femeninos, y representa una introspección del alma femenina. Sus mujeres no son absolutamente buenas o malas, sino complicadas, en correspondencia con las complejas circunstancias. Y de esta manera fueron representadas por las dos  jóvenes sopranos españolas: Beatriz Jiménez Marconi y Maribel Ortega Asencio, acompañadas al piano por Ricardo Estrada Bascuñana.
La primera parte, introducida por un solo al piano, mostró todas las facetas de sus protagonistas, que sufren un amor trágico, mostrándose con un carácter fuerte, alegre y coqueto, o entregándose apasionadas al amor hasta el final. Terminó en la ya mencionada aria Vissi d’arte de Tosca.
 
 Tosca es una ópera en tres actos, con música de Giacomo Puccini y libreto de Luigi Illica y Giuseppe Giacosa. Fue estrenada con éxito en Roma, el 14 de enero de 1900, en el Teatro Costanzi. El texto de la obra está basado en un intenso drama La Tosca de Victorien Sardou, presentado en París en 1887 donde actuaba Sarah Bernhardt. Es considerada una de las óperas más representativas del repertorio verista italiano, por su intensidad dramática, violencia y por contener algunas de las arias más bellas del repertorio.

En la segunda parte las dos sopranos demostraron no sólo su enorme talento y capacidad vocal, sino que hicieron sentir al público las profundas emociones de los personajes de Puccini: hacerlos volar con la suave y ligera melodía o sufrir de una tristeza profunda.
Provocando cierta tensión e intranquilidad, el concierto cerró con dos arias trágicas de la última ópera que Puccini compuso: Turandot. El notable desempeño de los músicos fue honrado por el público con un aplauso entusiasmado, que se reciprocó con la presentación adicional de una pieza española de Manuel Penella, Don Gil de Alcalá, a dúo por las dos sopranos como agradecimiento a Cuba.
El mismo día en la mañana, con el tema «La actualidad del genio lírico de Giacomo Puccini», se celebró una mesa redonda, cuyo moderador Gerardo de la Llera Domínguez, de la Universidad Médica de la Habana, hizo una corta presentación de la vida y el contradictorio y melancólico carácter del artista. Roberto Sánchez Ferrer, director de la Orquesta del Teatro Lírico Nacional de Cuba, se refirió a la apasionada búsqueda de la  perfección por Puccini, quien exigía el máximo de los artistas, y a su dedicación total, para lograr una sonoridad y exactitud tonal que calificaba de «la poesía del sonido».
Por su parte, el musicólogo Ángel Vázquez Millares despejó el importante aspecto de que las óperas de Puccini no son sólo música y texto, sino también teatro. Puccini se peleó con sus libretistas para lograr «la parola scenica», texto que, por su poética, métrica, ritmo y lingüística, se puede musicalizar. No fue sólo compositor, sino también teatrista, dramaturgo y músico, en resumen, un hacedor de óperas, añadió. Fernando Domínguez Dieppa, de la Universidad Médica de La Habana, cerró la mesa redonda, refiriéndose a la recepción y al papel del público que disfruta la obra y, que de esa manera, forma parte de ella.
Claro está, que aparte de las obras de Puccini se representaron también composiciones de otros autores, como de de Domenico Scarlatti, uno de los más importantes compositores de Italia. En la  primera  parte de su concierto «Homenaje a Italia» en la Basílica  Menor de San Francisco de Asís, el joven  pianista  italiano Nazzareno Carusi (quien dos años después de su actuación con el trío I Solisti della Scala ahora debutó como solista en la Habana) presentó cinco sonatas alegres de ese maestro del teclado. La segunda  parte la dedicó al compositor Franz Liszt, gran amante de Italia. Interpretó dos obras de su Anni di Pellegrinaggio: l’Italia, caracterizadas por un profundo dramatismo que interrumpido por pasajes suaves, melódicos, casi mágicos, u oscuros y misteriosos, nos deja apretado el pecho.
Aunque  dominada  por la música, la XI Semana de la Cultura Italiana abarcó actividades variadas, como una conferencia sobre Andreotti, presidente de la Primera República Italiana, la presentación del libro y video Garibaldinos en Cuba además de una mesa redonda sobre Gabriele D’Annunzio.
 
 Editado por Circolo Culturale. B. G. Duns Scoto, Roccarainola, 2008, el libro Emigrazione e presenza italiana in Cuba tiene en su portada una caricatura realizada por Conrado Massaguer a Aldo Baroni.
Momento importante resultó la VIII mesa redonda  sobre Emigración y presencia italiana en Cuba, el viernes 28 de noviembre, en la Casa Alejandro de Humboldt. Organizada como es tradicional por el profesor Domenico Capolongo, incluye la presentación del VII volumen del libro Emigrazione e presenza italiana in Cuba, resultado de investigaciones históricas realizadas durante años acerca de importantes personajes italianos que residieron en Cuba: comerciantes, artistas, músicos...
Como parte de la XI Semana de la Cultura Italiana en Cuba, se inauguraron dos exposiciones fotográficas que, aunque integradas ambas por imágenes en blanco y negro, muestran visiones muy diferentes. 
Primero, el fotógrafo italiano Alfredo Cannatello con «La Cerdeña de Grazia Deledda» en la Unión Latina, muestra paisajes de la Cerdeña, que transmiten un ambiente mítico, de otro mundo, donde el hombre forma parte del paisaje. Aumentando los contrastes y con el cielo como elemento central de las fotos, las imágenes parecen movidas, absorbiendo al espectador, integrándolo en ese mundo mágico. En las novelas de Grazia Deledda, escritora italiana y ganadora del Premio Nobel de Literatura en 1926, siempre hay un fuerte vínculo entre lugares y personas, entre los estados de ánimo y el paisaje que se representa, o sea, el de su áspera Cerdeña natal.
Por el contrario, Giuseppe Lo Bartola en su exposición «En Cuba-Veinte años de emociones y experiencias en el Caribe», en la galería de Luz y Oficios, Centro Provincial de Artes Plásticas y Diseño, muestra una vista muy sensible y personal, llena de nostalgia y de una gran familiaridad.  Imágenes  muy diversas, de amigos en las vacaciones, que parecen pertenecer al álbum familiar, de gente ajena en situaciones cotidianas típicas, de personalidades famosos cubanos o visitando Cuba, documentando también la historia de la Isla de los últimos 20 años; mostrando las diversas perspectivas en la búsqueda de la verdadera Cuba.

Carola Heinrich
Estudiante de Filología hispánica
en la Universidad de Ludwig Maximilian en Munich, Alemania.

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