La pasión por el pasado, esa necesidad urgente de reconstruir la historia en busca de nuestras raíces para darles una expresión propia, es quizá el sentimiento que anima la investigación e interpretación del más antiguo patrimonio artístico.
Con el afán de recuperar el pasado musical cubano y acercarse a aquellos repertorios universales que le precedieron, se celebró el pasado diciembre en Santiago de Cuba y La Habana la Primera Jornada de Música Antigua, que conmemoró el 275 aniversario del natalicio de don Esteban de Salas y Castro (La Habana, 1725), maestro de capilla de la Catedral de Santiago de Cuba y primer músico del que se conservan partituras en la Isla.
En Santiago de Cuba, la Sala Dolores y la Catedral sirvieron de escenario a este primer encuentro. Mientras que, en La Habana, los conciertos se repartieron entre la Basílica Menor del Convento de San Francisco de Asís, el Museo de la Ciudad y, para festejar su restauración, se escogió la Iglesia de Paula como protagonista de la Jornada. Sede actual del conjunto de música antigua Ars Longa, este templo ha sido devuelto por la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana a la noble función de anfitrión de la música.
Un total de nueve conciertos representativos de diversas manifestaciones de la música antigua conformaron el programa de esta primera jornada, que incluyó obras cuyos estilos se sitúan entre la Edad Media y el Barroco.
En la inauguración, a manera de un baile de máscaras, los integrantes de Ars Longa cantaron el concierto Caccia d’amore, dedicado a la interpretación de balletti, canzonetti y música instrumental italiana de los siglos XVI y XVII.
Con un repertorio que abarcó ópera y música instrumental –principales manifestaciones del estilo barroco–, se dio a conocer el quehacer de los más nuevos cultores de la música antigua en la Isla. En la primera parte del programa, solistas vocales interpretaron arias famosas de Monteverdi, Scarlatti y Handel. En la segunda, el conjunto de cámara Armoniosi Concerti –integrado por estudiantes y recién egresados del Instituto Superior de Arte– ofreció un recital con dos conciertos de Benedetto Marcello y Telemann, y una suite de Bach.
En tanto, a la música española se dedicaron tres funciones. El conjunto de música antigua El gremio recreó las Ensaladas de Mateo Flecha, en un espectáculo donde se combinaron música y escena; la coral infantil Cantus Firmus interpretó el Llibre Vermell de Montserrat, y el quinteto español Hemiolia, obras religiosas y profanas del siglo XVII español, escritas en lengua romance.
Para rendir justo culto a Esteban Salas, Ars Longa y Hemiolia interpretaron la Misa en Sol menor. Ambos grupos compartieron las partes del ordinario y del propio respectivamente, concluyendo con los tradicionales villancicos, género más emblemático de la obra de Salas.
No se olvidó a aquellos que fijaron el punto de partida necesario. Tal es el caso de las investigaciones de Alejo Carpentier, la ingente labor de Pablo Hernández Balaguer en la Universidad de Oriente, los trabajos de Hilario González en el Museo de la Música y de otros que han transitado por el camino de desempolvar viejas partituras. Tampoco a músicos y agrupaciones como Isaac Nicola, Jesús Ortega, el Coro Madrigalista, entre otros, pues su tarea pionera hizo posible que hoy contemos con las grabaciones de la obra de Salas realizadas por el Coro Exaudi y el conjunto de música antigua Ars Longa.
Con motivo de esta primera jornada, la Universidad de Valladolid donó a la Iglesia de Paula un órgano positivo, que servirá de mucho en la interpretación de estos repertorios en Cuba. En la realización de esta fiesta de la música antigua intervinieron además el Arzobispado de Santiago de Cuba y la Dirección General de Cooperación y Comunicación Cultural del Ministerio de Educación y Cultura de España.