De espectáculo único podría calificarse el concierto que, bajo la dirección de Gabriel Garrido y con el título de Fiesta Criolla, clausuró el sábado 8 de febrero el Primer Festival Internacional de Música Antigua Esteban Salas en la Basílica Menor del Convento de San Francisco de Asís.
Gabriel Garrido logró con contagiante energía que el público se sintiera dentro de una Catedral o en una plaza de toros, adoptando actitud meditativa o de jolgorio según el género musical que se interpretaba para cada ocasión.

 El formato policoral de las obras que integraron ese programa permitió a los casi 400 espectadores experimentar físicamente —tal y como ocurría en el siglo XVIII— el efecto del sonido estereofónico de los coros antiguos, reproducidos en esta ocasión al frente, en los laterales y sobre el coro alto de la Basílica habanera.
Protagonizado por las voces solistas e instrumentos históricos del Ensemble Elyma y el Conjunto de Música Antigua Ars Longa, a los que se unieron las coristas del Ensemble Vocal Luna en calidad de las llamadas «voces blancas», el concierto recreó una fiesta a la Virgen de Guadalupe celebrada en la ciudad de La Plata —hoy Sucre, Bolivia— en 1718.
Su conductor, Gabriel Garrido (director de Elyma), logró con contagiante energía que el público se sintiera dentro de una Catedral o en una plaza de toros, adoptando actitud meditativa o de jolgorio según el género musical que se interpretaba para cada ocasión: desde un Salve Regina hasta un megavillancico teatral.
Nunca antes, el convento habanero —refuncionalizado hoy como sala de conciertos— había sido escenario de una representación tan dinámica donde se combinaran lo sagrado y lo popular hasta confundirse en un solo propósito: venerar el arte del barroco latinoamericano como herencia de la cultura universal.

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