Nuevos títulos publicados bajo el sello de la Editorial Boloña se presentan en la XV Feria Internacional del Libro de La Habana, abierta desde el 3 y que concluirá el venidero domingo 12 de febrero en la fortaleza de San Carlos de La Cabaña y en el Castillo de los Tres Reyes del Morro.
La más reciente producción de esta casa editora de la Oficina del Historiador se presentó en la XV Feria Internacional del Libro de La Habana.

De la Imprenta el Arte
extraño es un milagro a
fe mía: más imprime ella
en un día, que se escribe
en todo un año.


Anuncio del impresor Boloña


Representada por la librería La Moderna Poesía, la revista Opus Habana y Ediciones Boloña, la Oficina del Historiador expone su quehacer editorial en la XV Feria Internacional del Libro de La Habana, uno de cuyos principales antecedentes se localiza en 1937 cuando Emilio Roig de Leuchsenring convocó –junto a José Luciano Franco– a la primera edición de eventos de este tipo en los terrenos que antiguamente ocupara la Cárcel en Paseo de Martí y Malecón.
Dedicada este año a homenajear a los Premios Nacionales de Literatura, Nancy Morejón y Ángel Augier, y con Venezuela como país invitado, la XV Feria Internacional del Libro, –bajo el lema Leer es crecer–, acoge las más variadas novedades editoriales e incluye en su programa paneles, mesas redondas, conversatorios, conferencias y actividades artísticas.
 Entre las primicias publicadas bajo el sello de la Editorial Boloña está el segundo tomo de Para no olvidar, testimonio gráfico del proceso de rehabilitación del Centro Histórico habanero, y Patria Amada (Colección Opus Habana) que reúne discursos, conferencias e intervenciones del Historiador de la Ciudad, Eusebio Leal Spengler, autor de ambos volúmenes presentados el domingo 5 de febrero.
Ese mismo día, los lectores pudieron adquirir Vértigo del tiempo. Memorias de Nena Aróstegui, un texto en el que, al relatar las memorias de su abuela Nena, Natalia del Río Bolívar revela las costumbres y tradiciones de las familias ilustres cubanas desde los años 20 hasta los 40 del pasado siglo. Notas, documentos y fotos del archivo familiar enriquecen el testimonio.
Otros volúmenes que dará a conocer Boloña en esta ocasión son: Historia, aventuras y leyendas del brillante del Capitolio, una investigación sobre el robo del brillante que marca el kilómetro cero de la Carretera Central de Cuba, un retrato de la época en que sucedió el hecho, además de ser una narración del origen y motivo de cómo se adquirió la codiciada pieza; la segunda edición ampliada de Por el camino de la mar o Nosotros, los cubanos, financiada por el Instituto Cubano del Libro; Flores para una leyenda, una novela inspirada en la vida de Yarini, en coedición con la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC); y los tomos 5 y 6 de la Historia de la educación en Cuba, coeditados con la editorial Pueblo y Educación. Bajo el sello de Ediciones Boloña la Oficina del Historiador lleva adelante sus empeños de publicar diversos libros y folletos sobre La Habana y su historia, agrupados en dos colecciones principales: La Puerta Vieja (textos artísticos y literarios) y Arcos (textos científicos y técnicos).
El nombre de José Severino Boloña apareció en las publicaciones cubanas hacia 1819 y se acogería a las sombras en 1852, después de que vieran la luz obras tan bien impresas y encuadernadas como Historia de la Casa de Maternidad de esta ciudad (1833) y Colección de poesías arregladas por un aficionado a las musas (1833). En la dedicatoria de este libro afirma Boloña que su imprenta «al resucitar recuerdos, da materiales a la historia de las letras (...) para comparar y ver lo que fue hace poco el ingenio habanero, lo que es y lo que será siguiendo la carrera de la instrucción y del saber».
José Severino era hijo y discípulo aventajado del impresor español Esteban Boloña, quien se radicó en Cuba y falleció aquí el 19 de septiembre de 1817. Su taller estaba en Villegas 95 (Habana intramuros), en el que alcanzaron su madurez creativa muchos artistas gráficos de la Isla, como Francisco Javier Báez, el primer grabador cubano conocido de nombre y obra. Boloña divulgó en 1836 las muestras de su imprenta, que luego serían admiradas por muchos escritores, ante todo por Alejo Carpentier y Eliseo Diego. Este último escribiría Muestrario del mundo o Libro de las maravillas de Boloña (Letras Cubanas, La Habana, 1968) justamente para homenajear a todos los impresores cubanos.

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