El libro Patrimonio cultural e identidad de la Dra. Marta Arjona, fue presentado en el Palacio de Lombillo, la tarde del miércoles 2 de junio. Esta segunda edición –corregida y ampliada– tiene el sello de Ediciones Boloña, de la Oficina del Historiador de la Ciudad.
Estructurado en tres partes: «Museos y sociedad», «La experiencia cubana» y «Los numentos», este volumen toma su título del artículo «Patrimonio cultural e identidad».

 En el estilo muy personal de su autora, la Dra. Marta Arjona (La Habana, 1923), Patrimonio cultural e identidad contiene principios esenciales, conceptos medulares e ideas que tienen permanente vigencia.
No es un «tratado» en el sentido más académico del término, sino una obra de obligada consulta y de estímulo a la reflexión porque –como en el caso de Félix Varela– estas páginas nos enseñan primero, en pensar. Pues nuestra labor implica constantemente pensar, imaginar y, sobre todo, crear, crear siempre como lo ha hecho Marta a lo largo de su vida, asimilando selectivamente lo mejor de las experiencias y realizaciones del pasado, procesadas con la óptica del presente y proyectando valientemente el futuro.
Estructurado en tres partes: «Museos y sociedad», «La experiencia cubana» y «Los numentos», el volumen toma su título del artículo «Patrimonio cultural e identidad» que es –en gran medida– un estudio pionero en nuestro país, con un enfoque integral dotado de una clara lógica y coherencia.
La primera parte, «Museos y sociedad», integrada por diez trabajos, aborda desde la función misma del museo hasta la objetividad museográfica y la práctica deontológica del trabajo profesional, transitando de modo muy certero sobre los problemas de la educación en/y desde el museo, siempre centrando esas funciones en el ser social, en la sociedad y en el contexto específico de nuestro país y de la gran patria latinoamericana. Esta llamada pedagogía museológica va más allá de los primeros gabinetes pedagógicos de los museos norteamericanos de fines del siglo XIX, y de ciertos alardes tecnológicos del mundo contemporáneo no desechables –por cierto– aunque asimilables en la medida de nuestras realidades, para proponer la búsqueda de soluciones propias desde una vocación regional, latinoamericanista.
Bajo el título «La experiencia cubana», en la segunda parte se agrupan seis importantes artículos en los que la línea directriz está marcada por la puesta en práctica de los principios de la museología popular, dirigida a poner el patrimonio en función del conocimiento y enriquecimiento material y espiritual del ciudadano común a partir de la creación y desarrollo permanente de la red de los museos municipales y de las galerías de arte visual, experiencia inédita en la región cuya validez ha sido demostrada en el tiempo. Aquí se presentan de forma clara y contundente los principios que sustentan esa iniciativa gestada por Marta Arjona. Más adelante expone, espléndidamente documentada, la red de museos en todo el territorio nacional.
Como ocurre con el patrimonio natural, el pensamiento de Marta –integrador y abarcador– sitúa con claridad la importancia y significación del patrimonio científico-técnico en Cuba y su inaplazable conservación.
Cierra esta segunda sección del libro una ponencia medular, «Inventario del patrimonio cultural, experiencia de Cuba», en el que define la importancia vital del trabajo de registro y documentación, indispensable como paso previo para la conservación de ese patrimonio. A partir de experiencias internacionales, fundamentalmente latinoamericanas, se propone y diseña el sistema cubano que ya hoy, a pocos años de su puesta en práctica, e incorporando sucesivamente los recursos informáticos más avanzados, es una realidad tangible a la que dedicó no pocos esfuerzos y su habitual tenacidad.
La tercera parte, «Los monumentos», reúne siete trabajos en los que no sólo puntualiza conceptos generales, sino que, además –con esa visión integradora de su modo de ver siempre más allá– dedica una atención muy especial al patrimonio natural y a la hasta entonces olvidada, al menos en nuestro ámbito, arquitectura vernácula e industrial.Todos los temas de Patrimonio cultural e identidad ponen de manifiesto –aunque no haya sido el propósito de la autora– su labor premonitoria y pionera enrumbada al rescate y preservación, entre otros, de los centros históricos de la Habana Vieja y Trinidad, así como su reconocido desempeño durante años en la UNESCO y en la Convención del Patrimonio Mundial, Cultural y Natural, uno de cuyos logros ha sido su decisiva contribución a la inscripción de siete importantes centros y sitios de nuestro país en la lista del Patrimonio Mundial.
Se trata de un libro en el que encontramos, además de la historia, el esfuerzo realizado, los trazos preliminares, la valoración justa, desde los inicios de un patrimonio extraordinario y la urgencia de su conservación y restauración, labor que hoy los que bebieron en esas ideas llevan a cabo con resultados en los que –como se evidencia en el texto– se asumen al hombre y a la sociedad como protagonistas principales.

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