La muestra personal «La memoria compartida. Fotografías» de Humberto Mayol se mantiene expuesta en la Fototeca de Cuba, donde quedara inaugurada el viernes 2 de junio. Este conjunto de obras constituye una ratificación de la vocación de este destacado artista cubano del lente por «recrear ambientes oníricos y contrastes inquietantes y turbadores».
Con estas fotografías se magnifica toda una estética de la elección, de la voluntad expresiva, de la intención que sistematiza en la práctica cotidiana y el ejercicio constante de la labor artística.

Henri Cartier Bresson afirmó en cierta ocasión que dibujar era meditar pero que fotografiar era pura intuición. Esa especie de automatismo viene de una herencia de fotografía documentalista con reglas bien asentadas en la tradición fotográfica cubana, que con el trabajo de algunos fotógrafos, se fue descomprometiendo de un terreno más político para centrarse en temáticas religiosas, domésticas y en la anónima espontaneidad de la vida urbana. La automatización de la representación que supone la cámara fotográfica venía a acentuar una aparente depreciación de la subjetividad artística, jugando con esa sensación del documento evidente, de la representación «franca», de la impresión directa. Y quizás la técnica de automatismo inconsciente e irreflexivo de los surrealistas adquiera aquí una potenciación en el sentido de azar atrapado, de cacería espontánea, de actividad instintiva en el albur de los eventos cotidianos.
 Por esto quizás algunas de las imágenes de Humberto Mayol (La Habana, 1955) tengan una vocación por recrear ambientes oníricos y contrastes inquietantes y turbadores. Sus caminatas, como aquellas realizadas por André Bretón, se convierten en el ritual y el ejercicio de vivir que va más allá del arte... (Igual que Vache con su afirmación tajante de no amamos al arte ni los artistas).
Con estas fotografías se magnifica toda una estética de la elección, de la voluntad expresiva, de la intención que sistematiza en la práctica cotidiana y el ejercicio constante de la labor artística. Baudelaire, que calificó la fotografía en forma despectiva como algo «trivial», manifestó que como medio no hacía más que reproducir la naturaleza, sin inteligencia ni arte y con la más desoladora exactitud. Sin embargo, el devenir de la historia del arte ha demostrado todo lo contrario al establecer una carrera desenfrenada a la automatización, sometiéndose a la presencia cada vez más palpable de lo real y con medios que avalen una tácita unión con la vida.


(Palabras al catálogo de la exposición de Humberto Mayol «La memoria compartida. Fotografías», que fuera inaugurada el 2 de junio de 2006 en la Fototeca de Cuba)
Mabel Llevat Soy
Curadora y crítica de arte

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