Una muestra de los trabajos más significativos realizados durante el año 2000 por el Gabinete de Restauración y Conservación (Oficina del Historiador), como parte de sus empeños por rescatar y salvaguardar los bienes patrimoniales muebles, se exhibió en la sede de esa institución, ubicada en la calle Oficios.
El proceso de restauración y conservación de una pieza incluye un diagnóstico preliminar, en que se define cómo será intervenida y luego, en dependencia del material, el taller correspondiente asume el grueso del trabajo.
«Restauración intramuros» fue el título de la primera exposición que organizó el Gabinete de Restauración y Conservación (Oficina del Historiador) desde su fundación en 1982. Junto a las numerosas piezas restauradas, se mostraron mediante imágenes fotográficas las distintas fases del proceso de restauración. Desde un estado inicial con un alto grado de deterioro –en la mayoría de los casos– hasta la fase final cuando, ya listas, han retornado a las instituciones de donde proceden.
Montada por los miembros de los 12 talleres que conforman el Gabinete, la muestra abarcó a manera de panorámica el quehacer de las distintas materias: carpintería, lampistería, textiles, orfebrería, metales, relojería, papel, encuadernación, yesería, pintura y cerámica.
Fundados en la década de los 80, textiles, carpintería, metales y relojería son los talleres más antiguos del Gabinete, mientras que el resto fue creado a partir de 1990. Esta institución cuenta además con laboratorios de química y biología y, desde 1989, con un departamento de fotografía, cuyo objetivo es brindar servicios a todas las Casas-Museo del Centro Histórico para establecer y mantener al día el registro fotográfico de la totalidad de las piezas museables.
Con sede desde 1991 en la casona neoclásica número 19 de la calle de los Oficios, situada a pocos metros de la Plaza de Armas, el Gabinete de Restauración y Conservación –al que se han incorporado la mayoría de los egresados de la Escuela Taller Gaspar Melchor de Jovellanos– se encarga de valorar las afectaciones, dictaminar los tratamientos necesarios e intervenir de forma directa en la conservación y restauración de los bienes patrimoniales muebles pertenecientes a las diversas instituciones de la Oficina del Historiador.
Groso modo, el proceso de restauración y conservación de una pieza incluye un diagnóstico preliminar, en que se define cómo será intervenida y luego, en dependencia del material, el taller correspondiente asumirá el grueso del trabajo. En determinadas ocasiones, se requiere de una labor multidisciplinaria con la participación de especialistas de diferentes talleres. También, de inicio, muchas de las piezas pasan por los laboratorios con el propósito de ser sometidas a un estudio que, desde el punto de vista biológico y químico, avale su posterior restauración o conservación.
Montada por los miembros de los 12 talleres que conforman el Gabinete, la muestra abarcó a manera de panorámica el quehacer de las distintas materias: carpintería, lampistería, textiles, orfebrería, metales, relojería, papel, encuadernación, yesería, pintura y cerámica.
Fundados en la década de los 80, textiles, carpintería, metales y relojería son los talleres más antiguos del Gabinete, mientras que el resto fue creado a partir de 1990. Esta institución cuenta además con laboratorios de química y biología y, desde 1989, con un departamento de fotografía, cuyo objetivo es brindar servicios a todas las Casas-Museo del Centro Histórico para establecer y mantener al día el registro fotográfico de la totalidad de las piezas museables.
Con sede desde 1991 en la casona neoclásica número 19 de la calle de los Oficios, situada a pocos metros de la Plaza de Armas, el Gabinete de Restauración y Conservación –al que se han incorporado la mayoría de los egresados de la Escuela Taller Gaspar Melchor de Jovellanos– se encarga de valorar las afectaciones, dictaminar los tratamientos necesarios e intervenir de forma directa en la conservación y restauración de los bienes patrimoniales muebles pertenecientes a las diversas instituciones de la Oficina del Historiador.
Groso modo, el proceso de restauración y conservación de una pieza incluye un diagnóstico preliminar, en que se define cómo será intervenida y luego, en dependencia del material, el taller correspondiente asumirá el grueso del trabajo. En determinadas ocasiones, se requiere de una labor multidisciplinaria con la participación de especialistas de diferentes talleres. También, de inicio, muchas de las piezas pasan por los laboratorios con el propósito de ser sometidas a un estudio que, desde el punto de vista biológico y químico, avale su posterior restauración o conservación.