Por estos días se exhibe en la Casa de la Poesía una exposición de fotografías y grabados de la profesora Martha Mason y la estudiante Anne Haley, de la Universidad de Walla, Walla, Estados Unidos.
Estas dos artistas se han unido para brindarnos a través de su valoración, dos realidades urbanísticas y como el hombre y los objetos son los protagonistas, de estos contextos tan disímiles.
De un lado, la obra de Martha se nos muestra, en introspección, vista siempre a través de los cristales fragmentados, de las vitrinas, donde lo objetual y la mercancía conforman el mundo de su realidad cotidiana, pero donde el hombre se desvanece y no aparece. Prima en estas obras la soledad, el pesimismo de lo que se muestra, sin la participación directa del ser humano.
Su composición en blanco y negro, propone una atmósfera cargada de sentimiento. Su fotografía según lo define la artista, aborda las presencias, y trata de expresar de alguna manera la fusión del mundo material y espiritual.
No descarta sin embargo, en su poética, el sujeto reconocible y lo concibe como el efecto fundamental de la misma, pero tratando de dividirlo en vagas referencias.
Flores, formas humanas, ropajes, escenas de pequeños pueblos y objetos que provocan curiosidad excitan su imaginación y proporcionan una oportunidad para la reflexión visionada de los espacios rotos, de los hogares solitarios, fábricas y comercios en decadencia; un mundo real y contradictorio en su espíritu por la soledad que devela.
Por su parte, Anne Haley se siente fascinada por las culturas de otros pueblos.
Su gente, vestimenta, templos, costumbres y arte. Capta las imágenes en todo su colorido y realismo. Sorprende el diseño cuidadoso que logra atrapar en sus instantáneas. Su obra lleva un mensaje más allá de los disímiles lugares en que los ha tomado, llegando a la conclusión que, dentro de nuestras diferencias somos en esencia, lo mismo, seres humanos con las mismas pasiones e inquietudes.
Esta artista expresa que visitar otros países le ha hecho vivir una experiencia aleccionadora, reconoce que después de estos contactos ha llegado a sentirse una mejor ciudadana del mundo y ha podido apreciar mejor el punto de vista de otras personas, sus intereses y estilo de vida.
Algunos viajeros llevan un diario sobre lugares y personas; ella en vez de eso, usa su cámara, pero también un cuaderno de dibujos donde por alguna razón, no se pueda tomar fotos. Busca imágenes que nos logren dar el sentido del lugar, cuenten una historia y tengan, sobre todo, una buena composición visual.
En síntesis, estas creadoras logran registrar artísticamente escenas de gentes, lugares y objetos para compartir el regalo de la sorpresa del observador a través de sus fotografías y grabados.
De un lado, la obra de Martha se nos muestra, en introspección, vista siempre a través de los cristales fragmentados, de las vitrinas, donde lo objetual y la mercancía conforman el mundo de su realidad cotidiana, pero donde el hombre se desvanece y no aparece. Prima en estas obras la soledad, el pesimismo de lo que se muestra, sin la participación directa del ser humano.
Su composición en blanco y negro, propone una atmósfera cargada de sentimiento. Su fotografía según lo define la artista, aborda las presencias, y trata de expresar de alguna manera la fusión del mundo material y espiritual.
No descarta sin embargo, en su poética, el sujeto reconocible y lo concibe como el efecto fundamental de la misma, pero tratando de dividirlo en vagas referencias.
Flores, formas humanas, ropajes, escenas de pequeños pueblos y objetos que provocan curiosidad excitan su imaginación y proporcionan una oportunidad para la reflexión visionada de los espacios rotos, de los hogares solitarios, fábricas y comercios en decadencia; un mundo real y contradictorio en su espíritu por la soledad que devela.
Por su parte, Anne Haley se siente fascinada por las culturas de otros pueblos.
Su gente, vestimenta, templos, costumbres y arte. Capta las imágenes en todo su colorido y realismo. Sorprende el diseño cuidadoso que logra atrapar en sus instantáneas. Su obra lleva un mensaje más allá de los disímiles lugares en que los ha tomado, llegando a la conclusión que, dentro de nuestras diferencias somos en esencia, lo mismo, seres humanos con las mismas pasiones e inquietudes.
Esta artista expresa que visitar otros países le ha hecho vivir una experiencia aleccionadora, reconoce que después de estos contactos ha llegado a sentirse una mejor ciudadana del mundo y ha podido apreciar mejor el punto de vista de otras personas, sus intereses y estilo de vida.
Algunos viajeros llevan un diario sobre lugares y personas; ella en vez de eso, usa su cámara, pero también un cuaderno de dibujos donde por alguna razón, no se pueda tomar fotos. Busca imágenes que nos logren dar el sentido del lugar, cuenten una historia y tengan, sobre todo, una buena composición visual.
En síntesis, estas creadoras logran registrar artísticamente escenas de gentes, lugares y objetos para compartir el regalo de la sorpresa del observador a través de sus fotografías y grabados.
Mayra Sosa
Historiadora del arte y Curadora
Historiadora del arte y Curadora
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