En el Aula Magna del Colegio Universitario de San Gerónimo de La Habana, se celebró este miércoles 21 la ceremonia de entrega del premio anual de la Academia Cubana de la Lengua al libro Cuba colonial. Música, compositores e intérpretes (1570-1902), de la investigadora cubana Zoila Lapique, publicado en 2007 por Ediciones Boloña de la Oficina del Historiador de la Ciudad.

El texto de Zoila Lapique fue valorado por los académicos como «importante para la memoria histórica y cultural de la Isla»,  según refirió Roberto Fernández Retamar, director de la Academia Cubana de la Lengua.

El libro Cuba colonial, músicos, compositores e  intérpretes (1570-1902), de Zoila Lapique, publicado por Ediciones Boloña en 2007, por su trascendencia ese mismo año mereció el Premio Anual de la Crítica.

El libro Cuba colonial. Música, compositores e intérpretes (1570-1902), de la investigadora cubana Zoila Lapique —Premio Nacional de Ciencias Sociales, 2003— constituye un pilar para la historiografía musical cubana.
Publicado en 2007 como parte de la colección Raíces de la Editorial Boloña de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana —con edición de Silvana Garriga y diseño de Masvidal—, se trata del segundo volumen que la autora dedica al estudio de las publicaciones seriadas como fuente documental insoslayable para reconstruir la historia de la música en Cuba. 
Esta propuesta de investigación es comparable a la de la restauración histórica. Zoila Lapique aborda la indagación del hecho musical a partir de tres evidencias fundamentales: la noticia, la partitura y la imagen visual, es decir, el anuncio o descripción de lo sucedido, la música que se interpretaba y el lugar donde tenía lugar el concierto, el baile o la tertulia.
Si en su primer volumen Música colonial cubana (Letras Cubanas, 1979), la autora se limita a compilar gacetillas de periódicos y revistas del siglo XIX, como El Filarmónico Mensual (primer periódico musical —1812— que hubo en Cuba), El Noticioso y Lucero de La Habana, El Plantel, El Liceo de La Habana, ahora en Cuba Colonial… abarca del siglo XVI al XIX, con referencias cruzadas y reflexiones concluyentes. Apoya y contrasta la información de las publicaciones seriadas con otras fuentes documentales de la misma época, como las Actas capitulares del Cabildo habanero, crónicas de viajeros, y una abundante bibliografía.

El director de la Academia Cubana de la Lengua, Roberto Fernández Retamar entregó el lauro a Zoila Lapique, por Cuba colonial... al que valoró como un texto imprescindible para los estudiosos de la cultura cubana.
Zoila Lapique Becali (La Habana, 1930) es autora además de los libros Catalogación y clasificación de la música cubana, Música colonial cubana, La mujer en los habanos y La memoria en las piedras.
Acerca de Cuba colonial, presentado en la 16 Feria Internacional del Libro de La Habana, Zoila ha expresado: «La presente obra sería el segundo tomo de Música colonial cubana, publicada en 1979 por la Editorial Letras Cubanas; pero con los años y nuevas búsquedas e ideas, cobró vida independiente.
Este largo e intenso ensayo está basado en documentos –muchos inéditos–, fuentes de primera mano, prensa seriada, y, por supuesto, la propia música (...)».

Su estudio se centra en las manifestaciones musicales de carácter secular de la sociedad cubana: la danza, el arte lírico (tanto el género chico como la ópera), el concierto, así como la crítica musical.     
Especial atención merecen sus reflexiones en torno al origen y transformación criolla de la contradanza. En tal sentido, por ejemplo, Zoila se enfrenta a criterios establecidos que explican el origen de la contradanza en Cuba como resultado de la emigración francesa a la Isla a partir de la Revolución de Haití, al afirmar que: «Los cambios iniciales que sufrió en Cuba la contradanza francesa importada desde España se deben a la inserción de una célula rítmica llegada, probablemente, por dos vías: los colonizadores españoles y los negros congos que estaban en la Isla desde el siglo XVI. En nuestro suelo se reforzaría, con ambos aportes, el uso de esa figuración rítmica, pero sin dudas, fue el diario quehacer de los músicos negros y mulatos criollos en los siglos XVIII y XIX el que logró la variación en la contradanza».
Por su carácter enciclopédico, este libro se convierte en referencia obligatoria para cualquier estudioso de la música en Cuba durante la etapa colonial. Con él, Zoila nos ha legado la erudición adquirida en años de profunda investigación de los fondos de bibliotecas y archivos, pero por sobre todas las cosas devela su más grande pasión: la música cubana.

Miriam Escudero
Musicóloga

Escribir un comentario


Código de seguridad
Refescar