Para saludar otro aniversario de la fundación de la Villa de San Cristóbal de La Habana, el Departamento de Información de la Dirección de Patrimonio Cultural organizó la muestra «Esquinas de mi Habana» en la que pueden apreciarse sitios emblemáticos de La Habana entre los que se hallan el mercado de Colón, el cine-teatro Payret, la manzana de Gómez…
Dieciséis imágenes de principios del siglo XX integran la exposición «Esquinas de mi Habana», que se exhibe en el Museo de la Ciudad desde el 16 de noviembre.

 Para conocer otra ciudad de La Habana, no para vivirla de nuevo, nada mejor que contemplar estas fotografías de color sepia, como las que guardamos en alguna gaveta olvidada y nos traen los rostros de nuestros abuelos y padres cuando eran chicos. Son momentos que hemos vivido y remueven y exacerban todo el amor por ellos y que conservamos velados por el tiempo. Igual pasa con nuestra capital, la Ciudad de La Habana.
En esta ocasión tenemos el privilegio de exponer, gracias a la donación de la Diputación Provincial de Alicante, y organizada por la Fototeca de la Oficina del Historiador, una selección de céntricas y conocidas esquinas que aún subsisten en la ciudad, arropadas por el paso de los años. Algunas construcciones han desaparecido ante la incultura o el inevitable desarrollo urbano.
Aquella otra ciudad con sus virtudes y defectos, se asoma a la pupila del especialista, del aficionado o simple residente, en su inmensa mayoría por primera vez desde otro ángulo, con otra perspectiva, con otros detalles. Es un alto en el camino y un mirar atrás sin miedo.
 Hay nombres que han llegado a nuestros días tras el paso de un siglo, como la Cruz Verde, la Iglesia del Santo Ángel o los palacios de Villalta y Aldama. Descuellan por su monumentalidad y diseños arquitectónicos muy propios del siglo XIX los mercados, los teatros y los hoteles de la ya cosmopolita ciudad, cuando los exponentes de la arquitectura se materializaban en el estilo neoclásico colonial o transitaban a los códigos del eclecticismo historicista.
Las conocidas vías en sus intercepciones producen esquinas que aún están entre nosotros y muestran las tradicionales líneas de los tranvías que al igual que los coches y carretones eran de tracción animal. Una singular vista de la muralla de mar nos muestra el característico apilamiento de proyectiles. Una foto panorámica, que no pertenece al álbum donado, nos devuelve en un segundo la razón de ser de nuestra ubicación geográfica, el puerto de La Habana y su litoral a principios del siglo XX.
Este relicario de recuerdos de nuestra Habana cobra nuevas connotaciones hoy cuando celebramos su 486 aniversario, en que la Oficina del Historiador de la Ciudad mira hacia atrás para garantizar el futuro y emplea todos sus recursos humanos en salvar a toda costa y a todo costo, la mayor parte posible del patrimonio construido tangible e intangiblemente y se esfuerza en lograr una mejor calidad de vida para los habitantes del Centro Histórico de la Habana Vieja, que en 1982 junto a su Sistema de Fortificaciones fueran declarados por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad.



(Palabras al catálogo de la exposición «Esquinas de mi Habana», inaugurada el 16 de noviembre en el Museo de la Ciudad).

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