«Siempre digo que llevo dentro un novelista frustrado», expresa en la entrevista este dramaturgo cubano considerado ya un clásico por su obra literaria.
 Aunque reconoce que tiene melodías en la cabeza, pero no puede emitirlas correctamente, esta erudita investigadora sería la acompañante predilecta para retrotaernos a cualquier función de arte lírico en el siglo XIX cubano.
 Desde este jueves 15 de enero, en el Jardín Madre Teresa de Calcula de San Francisco de Asís, descansan las cenizas de la profesora universitaria y reconocida ensayista Nara Araujo. Fallecida en la madrugada del día 14, el velatorio tuvo lugar en el Aula Magna de la Universidad de San Gerónimo de La Habana.
 Desde pequeña decidió ser maestra y ese deseo infantil la llevó a que se convirtiera, con el decursar de los años, en profesora universitaria de muchos cubanos devenidos historiadores, críticos de arte, creadores, maestros, promotores de cultura, periodistas e intelectuales de distintas disciplinas.