El programa Rutas y Andares para Descubrir en Familia propone para todos los jueves del mes de julio y agosto un acercamiento a nuestra arquitectura patrimonial. El primero de ellos tuvo como atractivo principal la revisitación desde la contemporaneidad a los «Detalles de la arquitectura colonial habanera. Siglos XVII y XVIII».
En esta ocasión y de la mano de un grupo de especialistas de la Dirección Habana Colonial de Proyectos y Urbanismo, encabezada por Aníbal del Prado, el público tuvo oportunidad de acercarse, mirar y palpar el privilegiado patrimonio edificado que atesora la zona más antigua de la ciudad. 
 
¿En qué fecha fue construida esta casa? ¿A qué estilo arquitectónico corresponde? ¿Cómo identificar los diferentes elementos constructivos que caracterizan a un estilo? ¿Cómo se abastecían de agua y donde cenaban las familias de La Habana colonial? Las interrogantes anteriores no fueron extraídas, amigo lector, de un libro de curiosidades, sino que matizaron la jornada de este jueves en el Centro Histórico habanero.
El programa Rutas y Andares para Descubrir en Familia —que este año arriba a su décima edición— propone para todos los jueves del mes de julio y agosto un acercamiento a nuestra arquitectura colonial.
 
  
 
El primero de estos, tuvo lugar este jueves 8 de julio y contó como atractivo principal con una revisitación desde la contemporaneidad a los «Detalles de la arquitectura colonial habanera. Siglos XVII y XVIII». Como es ya habitual, se dieron cita en la calle de madera —punta de partida de todos los andares del programa— un gran número de familias, con representación equitativa para los diferentes grupos etarios.
En esta ocasión y de la mano de un grupo de especialistas de la Dirección Habana Colonial de Proyectos y Urbanismo, encabezada por Aníbal del Prado, el público tuvo oportunidad de acercarse, mirar y palpar el privilegiado patrimonio edificado que atesora la zona más antigua de la ciudad.
El objetivo principal de «Detalles de la arquitectura colonial habanera. Siglos XVII y XVIII» fue el de dotar al público, no avezado en los temas de arquitectura, de herramientas que le permitan una fácil y clara lectura de las características que definen un estilo y las adaptaciones o modificaciones a que estos son sometidos debido a condiciones del clima, cultura… Se trata de entender la edificación como creación humana que está en constante cambio en dependencia de su valor de uso, o lo que es lo mismo las necesidades, y en ocasiones, moda o usanzas epocales.
Los inmuebles escogidos por los especialistas para visualizar estos objetivos fueron en su totalidad edificaciones que en sus inicios correspondieron a la tipología doméstica, aspecto que en la actualidad conservan aunque su valor de uso ya no sea este. Los exponentes visitados exhiben características de la arquitectura hispano mudéjar, hispano mahometana e hispano romana, representativa de los siglos XVII Y XVIII, propia de la marcada influencia árabe, en especial de la región de Andalucía, cuyos códigos introdujeron a la isla los colonos y alarifes que a ella arribaron.
La primera edificación visitada fue la Casa de Obispo 117-119 —al decir de los especialistas la más vetusta que se conserva en la ciudad, propiedad desde 1594 del vecino Antón Recio— y que en la actualidad funge como Museo de la Pintura Mural.
En ella fue fácil detenerse en sus características de influencia morisca al tiempo que los visitantes reparaban en detalles como la puerta clavadiza, el zaguán, el patio, las habitaciones, los óculos, las columnas de madera y sus pies derechos, los techos de viga española, los muros de rafas y tapias recubiertos a base de cal, el arco campanel, este ultimo de fácil identificación por ser reducido en comparación con el arco de medio punto.
 
  
 
La próxima escala fue el inmueble que hoy acoge al restaurante Al Medina, cuya fachada se presenta sencilla, de sillería, originalmente recubierta, en la actualidad desnuda y de muros de mampuesto. A su vez se resaltaron las peculiaridades del tejaroz, las marcas dejadas por las azuelas en las vigas del techo, el sencillo pero ingenioso sistema de canaletas que vertían el agua de lluvia al aljibe y en particular las cancelas, elemento de protección colocados en las escaleras que permitían la privacidad al nivel superior destinado a las actividades más íntimas de la familia.
De manera similar se estructuró el resto del itinerario que comprendió la Casa de México, la de Obra Pía, para terminar en el complejo doméstico que circunda la Plaza de la Catedral. En ellas se manejaron nuevos conceptos como las disyuntivas para los especialistas en catalogar una edificación en prebarroca o barroca, las modificaciones denominadas «criollas» producto del clima tropical y la política seguida por las instituciones de la Oficina del Historiador, encargadas de la restauración y rehabilitación, de respetar todas las huellas arquitectónicas propias de la evolución lógica de un inmueble a través de tiempo.
Las interrogantes fueron saciadas al tiempo que motivaban el más vivo interés por seguir acercándose al tema, por un público que se mostró ávido de saber, pero, al mismo tiempo, conocedor de la obra publicada de un especialista del tema, el maestro Joaquin E. Weiss. La cita quedaba planteada entonces para un nuevo encuentro el próximo jueves con «Detalles de la arquitectura colonial habanera. Siglos XIX y XX.
 
Redacción Opus Habana

Comentarios   

Rolando
-1 #1 Rolando 13-10-2010 12:52
La arquitectura colonial, de la cual es la Habana Vieja valuarte inigualable, tiene la majestuosa peculiaridad de estar fuertemente influida por la arquitectura morisca (no mahometana pues es un termino ofensivo) o mudejar, legado palpable de la cultura iberoislámica de los colonizadores.
Fue el clima, sin lugar a dudas, quien perpetuó el estilo que ha ido evolucionando junto al proceso ajiacatorio de nustra cultura, llegando hasta construcciones modernas como , la estación de trenes y el hotel Nacional, de marcada línea neomudejar.
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