Durante todo el mes de octubre se podrá visitar la muestra bibliográfica «Manneken Pis, símbolo de la ciudad de Bruselas» en la biblioteca del Centro Cultural Vitrina de Valonia. Una reproducción de la estatua original —que se encuentra en el centro histórico de la capital belga— se exhibe actualmente en el Museo Provincial de la ciudad de Camaguey, como símbolo de los lazos que unen a los pueblos belga y cubano.

Hay esculturas que representan la identidad cultural de un país. Como la Sirenita en Copenhague, la Estatua de la Libertad en Nueva York o la Giraldilla en La Habana, el Manneken Pis ha devenido símbolo de Bélgica. 

 A través del arte de la escultura podemos descubrir los valores de una época o  lugar determinados. Hay obras que permiten conformar y consolidar la identidad cultural de un país: un ejemplo a destacar  es la del Manneken Pis —cuyo nombre en dialecto bruselense quiere decir «niño que orina»—, que ha devenido el emblema de Bruselas y el monumento más famoso de Bélgica.
A pesar de su tamaño —50 cm. de altura—, la pequeña estatua de bronce representa al ciudadano más antiguo de la capital belga, y está ubicada en una fuente de estilo barroco, en la esquina de las calles Rue de l´Étuve y Rue du Chêne, muy cerca de la Grand Place, en el centro histórico de la capital belga.
Desde mediados del siglo XV ya existía una figura similar hecha de piedra. Sustituyendo a la estatua primitiva, en 1619 se coloca una de bronce realizada por el escultor Jerome Duquesnov. Una copia de la misma se expone actualmente en la fuente. Tras su robo en la década de los 60 y posterior aparición, la escultura original se encuentra custodiada en el Museo de la Ciudad de Bruselas.
Cuba también posee una réplica de este célebre personaje. Después de haber permanecido en cinco sitios diferentes, en la fuente del Museo Provincial Ignacio Agramante de Camaguey se encuentra una de las reproducciones de la famosa estatua. A  los pies de la misma aparece una inscripción que devela el nombre del artista: Y. Dichlian, de posible origen belga.


 Escultura realizada por el artista Y. Dichlian, ubicada en el Museo Provincial Ignacio Agramonte de Camaguey

La escultura fue comprada durante la década del 20 del pasado siglo por el acaudalado notario y ganadero camagüeyano Julio Bilbao Batista. Inicialmente fue colocada en el patio de su residencia, sita en la calle 17, El Vedado. Años más tarde es trasladada por su propietario a la finca Ingenio Chiquito, en la provincia de Camaguey.
Algunas fuentes indican que a mediados del siglo XX, este Manneken Pis estuvo situado en la plaza que se encuentra frente al Teatro Principal, pero que, al ser considerado impúdico por la sociedad de la época, fue signado a un sitio más adecuado. Hoy la estatua del Manneken Pis ha devenido patrimonio cultural cubano, y puede ser apreciada en la institución que atesora y conserva las piezas museables más representativas de la provincia camagueyana.
Realidad y ficción se combinan en las historias que intentan explicar la presencia del Manneken Pis en la cultura belga: desde el niño que extinguió la mecha de una bomba que amenazaba la Grand Place hasta el que había orinado en la puerta de la casa de una bruja y esta lo convirtió en estatua, o el hijo perdido de un escultor que prometió inmortalizar la postura en la que fuese encontrado su pequeño, son algunas de las narraciones populares.
De todas las leyendas en torno al origen del Manneken Pis, la que más se acerca a la realidad —pues está basada en datos históricos concretos— cuenta que el pequeño era hijo del Duque Godofredo II de Lotharingie, quien al ser descubierto orinando encima de los soldados enemigos en medio de una batalla, se escogió como símbolo militar de este pueblo.
La tradición de vestirlo en fechas especiales con diferentes motivos se inicia en 1698, cuando el emperador Maximiliano Enmanuel cubrió la estatua con una túnica, iniciando así una costumbre que cuenta con 312 años. Desde entonces Manneken Pis ha sido ataviado con más de 800 trajes, cuya colección completa se conserva en la Maison du Roi (Casa del Rey, en francés).


Diversos atuendos que ha vestido el Manneken Pis. A la izquierda con el vestuario de Drácula y a la derecha como Obelix


«El atuendo cubano —que incluye guayabera y sombrero de yarey— le fue ofrecido el 25 de julio de 1992, hace ya 18 años. Fue su traje número 530, de los 855 que posee en la actualidad», nos informa Louis Forizs, miembro de la Orden de Amigos del Manneken Pis, encargada de velar por el estricto desarrollo de ceremonias de salutación y cambio de vestuario.

  
 Manneken Pis vestido con el atuendo cubano


Esta asociación sin ánimo de lucro, cuenta actualmente con más de 150 miembros y tiene como fin principal apoyar el desarrollo cultural, turístico, filantrópico y comercial de Bélgica, en general y los eventos folklóricos ligados al Manneken Pis, en particular.
Un válido intento de rescatar tradiciones en el ámbito cubano fue la presentación de una obra de teatro de sombras titulada «Había una vez un Manneken Pis…», presentada  en noviembre de 2008 en el Centro Cultural Vitrina de Valonia. Esta experiencia fue el resultado de un taller impartido en esta institución a niños de quinto grado de la Escuela Ángela Landa, de La Habana Vieja por Liliana Pérez Recio, actual directora del teatro de títeres El Arca, perteneciente a la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana.


Lysbeth Daumont Robles
Bibliotecaria del Centro Cultural Vitrina de Valonia

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