Para Lisandra Isabel, navegar por cada uno de los puertos que conforman su día a día, es dialogar con los demás, desde sui intimidad y con toda confianza. Es proponer y brindar otra posibilidad.
La adolescencia es una etapa de maduración natural, en la que cada joven comienza a encontrar el camino a la adultez. Este es un periodo de cambios, preguntas, inquietudes y sobre todo, de independencia social; es un momento especial en donde cada uno intenta explorarse y encontrarse.
Ese saber buscarse es lo que nos presenta Lisandra Isabel García en «Autorretrato del artista adolescente», su segunda muestra personal. Ese jugar a autorepresentarse, dejando en claro la intimidad de su mundo y su personalidad, mostrándonos sus momentos cotidianos y privados, que compartiremos desde su psicología y sus códigos representativos.
Ese saber buscarse es lo que nos presenta Lisandra Isabel García en «Autorretrato del artista adolescente», su segunda muestra personal. Ese jugar a autorepresentarse, dejando en claro la intimidad de su mundo y su personalidad, mostrándonos sus momentos cotidianos y privados, que compartiremos desde su psicología y sus códigos representativos.
Estos códigos generan siempre una mirada única, cautivante, regeneradora. Con ellos se propone la artista buscar algo mas allá de lo simplemente visible, de exponer una realidad que no nos pertenece pero que nos regala, procurando que en el ejercicio perceptivo encontremos-mediante la reflexión- ola respuesta a nuestras interrogantes.
De esta manera «Autorretrato del artista adolescente» - serie compuesta por casi una veintena de obras de una excelente factura y visualidad- se nutre de una seria y profunda investigación, y un análisis consecuente de los géneros que le han servido de apoyo visual y de los que bebido con especial interés, como el dibujo, el grabado, la fotografía, la grafica y la pintura. Es este también un trabajo en donde se busca explorar la intimidad del ser humano —desde lo vivencial y lo cotidiano—, reflexionando sobre una psicología propio y especifica, a través de un conjunto pictórico de excelente facturación técnica y una gran carga de sensualidad. De igual manera, nos propone jugar con el contraste de lo visible-representativo-tanto formal como conceptual-, a través de la unión e integración de lo abstracto y lo figurativo, así como la utilización de diferentes técnicas y materiales.
De esta manera «Autorretrato del artista adolescente» - serie compuesta por casi una veintena de obras de una excelente factura y visualidad- se nutre de una seria y profunda investigación, y un análisis consecuente de los géneros que le han servido de apoyo visual y de los que bebido con especial interés, como el dibujo, el grabado, la fotografía, la grafica y la pintura. Es este también un trabajo en donde se busca explorar la intimidad del ser humano —desde lo vivencial y lo cotidiano—, reflexionando sobre una psicología propio y especifica, a través de un conjunto pictórico de excelente facturación técnica y una gran carga de sensualidad. De igual manera, nos propone jugar con el contraste de lo visible-representativo-tanto formal como conceptual-, a través de la unión e integración de lo abstracto y lo figurativo, así como la utilización de diferentes técnicas y materiales.
Para Lisandra Isabel, navegar por cada uno de los puertos que conforman su día a día, es dialogar con los demás, desde sui intimidad y con toda confianza. Es proponer y brindar otra posibilidad. Por eso sus pasiones, sus sueños, sus juegos, quedan revelados sin el miedo a lo representativo, lo ingenuo y lo disímil en cuanto a genero, algo capaz de expresarse por si mismo, de hacernos reflexionar y ver mas allá de lo puramente estético.
Y así, sumergidos en el lirismo de sus colores y formas, y seducidos por la sinceridad de su propuesta y el análisis de su tema, coincidiremos que el disfrute espiritual que ha representado para todos la presentación de esta muestra, la cual no solo nos asoma a una joven artista con un largo y fructífero camino, sino que nos recuerda esa edad en la que todos soñamos y escogemos ser. Cerremos entonces los ojos y dejemos correr la memoria.
Y así, sumergidos en el lirismo de sus colores y formas, y seducidos por la sinceridad de su propuesta y el análisis de su tema, coincidiremos que el disfrute espiritual que ha representado para todos la presentación de esta muestra, la cual no solo nos asoma a una joven artista con un largo y fructífero camino, sino que nos recuerda esa edad en la que todos soñamos y escogemos ser. Cerremos entonces los ojos y dejemos correr la memoria.
DG. Jorge Luis Rodríguez Aguilar.
(Palabras al catálogo de la exposición)
(Palabras al catálogo de la exposición)