El navío de línea Santísima Trinidad desde su primer contacto con las aguas del Puerto de Carenas en 1769 manifestó problemas de escora y estabilidad que anulaban el poder de fuego de su artillería de mayor calibre situada en la batería baja; estas y otras dificultades obligaron al bajel a carenar en los astilleros españoles en varias ocasiones, hasta alcanzar el cuarto puente que lo inscribiría en la historia naval como el mayor en la era de las velas.
 El Santísima Trinidad fue el mayor navío de línea de su tiempo. En sus 36 años en servicio hubo de navegar en el complejo período histórico español del último tercio del siglo XVIII y principios del XIX. Realizado en el Real Arsenal de La Habana en 1769, fue el más digno rival de la Royal Navy hasta su naufragio en 1805 en La Batalla de Trafalgar.
 Con el auspicio de la Federación Cubana de Actividades Subacuáticas, que preside la  múltiple recordista en inmersión Deborah Andollo, se desarrolló el segundo curso de Arqueología subacuática de nivel medio desde el 20 hasta el 31 de octubre reciente en el Gabinete de Arqueología de la Oficina del Historiador, que fuera impartido por el jefe de su Sección naval Alessandro López Pérez y la especialista Mónica Pavía.
 Convocado por el Gabinete de Arqueología de la Oficina del Historiador de la Ciudad, el II Seminario Internacional de Arqueología sesionará del 18 al 21 de septiembre en el Convento de San Francisco de Asís.