La Sala Transitoria del Museo de la Ciudad exhibió en 1999 «Vieja... pero Habana», la primera exposición personal de Roberto González. «Pintor deliberadamente instintivo», lo definió Argel Calcines al inaugurar la muestra.
 Con una espectacular fusión de escultura, agua y luz, renace la fuente de la plaza vieja. La soberbia blancura del mármol de carrara iluminará a partir de ahora la rehabilitación del entorno.