Con sus diarios caribeños aún inéditos, esta figura legendaria se inscribe entre los viajeros que dejaron una visión muy personal sobre La Habana.
 Adquiridas año tras año en Europa y Estados Unidos por Joaquín Gumá, conde de Lagunillas, las antigüedades que conformaron su colección personal vuelven a ser mostradas al público gracias a la reapertura del Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana.
 Al estudiar y describir nuevas especies cubanas, así como contribuir con sus conocimientos a la experimentación agronómica, este eminente entomólogo italiano dejó tras su paso una estela de respeto y solidaridad que aún se recuerda en la Isla.
 Para entender el extenso patrimonio asociado con la arquitectura ecléctica en La Habana, es preciso justipreciar el enorme aporte de los talleres de producción de adornos al hecho de que esta ciudad pudiera «sacudir apatías centenarias y buscar todas las experiencias permitidas», al decir de Alejo Carpentier.