Con este artículo, Emilio Roig de Leuchsenring comienza el libro homónimo que publicara en 1923, teniendo –a manera de prólogo– la carta que José María Chacón y Calvo dirigiera al editor costarricense Joaquín García Monge..

 Aunque esta fábula no es refrendada por algunos teólogos católicos, su belleza y fantasía encumbran el culto a los orígenes de la ciudad.