En estas líneas, el cronista retrata a un tipo de persona que colmaba los lugares públicos de antaño. Descriptivo y mordaz se presenta Roig en aras de brindar una geografía casi exacta del entonces llamado tenorio oficinista.

 Los individuos pesados están «en todas las carreras, profesiones y oficios. Vician y enrarecen la atmósfera que respiramos», refiere Roig en esta crónica, publicada por las revistas habaneras Social y Carteles.

 En esta estampa Roig hace referencia a las características de aquellas personas que por no poseer título alguno –profesional, pontificio o arisocrático– eran denominados por los cronistas sociales con fórmulas tan impersonales como el conocido joven.

 Testimonios de un automóvil encontramos en este artículo de Roig, recurso de ficción empleado por el cronista, para a través de la literatura, aproximarse a hechos ya pasados de La Habana de hace varias décadas.