Durante su visita a La Habana en junio de 2006 el escritor José Saramago recorrió la zona más antigua de la capital junto a su esposa Pilar del Río, especialistas de la Oficina del Historiador de la Ciudad, y representantes del Ministerio de Cultura. Uno de los momentos más emotivos fue el encuentro del autor de Ensayo sobre la ceguera con el Historiador de la Ciudad, Eusebio Leal Spengler, en su sede: el Palacio del Conde de Casa Lombillo.
 Hijo del otro polo del paisajismo insular: la otrora provincia de Las Villas, López Pardo ha abierto las puertas del nuevo siglo con un paisaje conceptualista. Analítico más que literal, ajeno a todo naturalismo –mas, no por ello menos natural–, sus proyecciones visuales más ingentes apuntan hacia un horizonte de seducción casi onírica, a resguardo de un interés racionalista, no exento de universalidad.

 Sobre los retratos y monumentos que «se han prodigado y choteado de tal manera, que las gentes no se preocupan de averiguar a quién representan, sino que consideran aquéllas y éstos, simplemente como estatuas y retratos, ni más ni menos».

 Sobre «ciertos hábitos y costumbres que, lejos de desaparecer, como era lógico, al instaurarse entre nosotros el régimen democrático, han sufrido un recrudecimiento que debe ser calificado de paso hacia atrás, de vuelta al pasado, de supervivencia colonial».