A propósito de la celebración en La Habana del Primer Congreso Jurídico Nacional, el articulista escribió «unas cuantas palabras sobre lo que han representado y representan hoy día entre nosotros los hombres de toga».
 A las mujeres, los aventureros, propagandistas o apóstoles, el sabio de oficina, los políticos y profesionales... caracteriza Roig en esta crónica referida a aquellos que viven del engaño y el fraude.
 Diferentes habilidades manuales y mucha sensibilidad propiciaron esta representación escultórica de uno de los grandes hitos de la historia universal. La idea original era lograr una réplica de un viejo exponente de la iconografía cristiana habanera a partir de maderos monolíticos de cedro, pero los resultados parciales estimularon que se obrara con creatividad y desenfado artísticos.

 Aunque no se trata de un estudio científico ni psicológico de los simuladores, el articulista describe a «individuos que estafan diariamente a sus semejantes presentándose ante ellos revestidos con el disfraz propio del falso papel que pretenden desempeñar en esa comedia, trágica unas veces, risible otras, que se llama la sociedad» .