Una reflexión sobre la seriedad del estudiante, y un llamado para que no desaparezcan por completo los «jóvenes divertidos, violentos, revolucionarios, que alegraban con sus novatadas y sus juegos las aulas», hace en esta ocasión el cronista.
{mosimage}Sobre cómo el dios Momo, «abandonando su reino y abdicando su corona, se fue a vivir a una isla del planeta Tierra, 'la más hermosa y la más... divertida que ojos humanos vieron'»
 Cuba como isla de asentamiento de varias culturas ha tenido entre sus componentes sociales una amplia genealogía de descendientes de árabes. En el Centro Histórico desde hace casi una década existe la Casa de los Árabes, donde se refleja y vive en otras variantes la cultura de aquellos hombres de tierras lejanas.

Este artículo, como otros del cronista, contiene informaciones del pasado cubano «sin que la fantasía haya intervenido en modo alguno en nuestra labor en la que, sin carácter novelesco alguno, sólo aspiramos a ser cronistas, a menos sí, pero también veraces y fieles, de los usos y costumbres de la sociedad cubana de antaño».