Referencia a uno de los paliativos con que se ha querido buscar solución o remedio a los males matrimoniales.
 En el inmueble de Amargura y Mercaderes ocurre la manufactura artesanal de este subproducto del cacao, el cual puede adquirirse y degustarse in situ.
 Sobre los pobres solterones, a quienes se juzga «como individuo nocivo a la sociedad, y al que ésta relega al último puesto, y aún así mirándolo con repugnancia y temor, y siempre sobre aviso, cual presunto criminal».
 Este inmueble debe esencialmente su atractivo a un detalle en su fachada que ha perdurado como señal de una antigua tradición: el recorrido del Vía Crucis que se iniciaba en la Orden Tercera de San Francisco de Asís y, tras doblar en la calle de los Oficios, se remontaba por la calle de Amargura hasta la plazuela del Cristo del Buen Viaje.