Desde hace cuatro siglos, el Castillo de los Tres Reyes del Morro se yergue a la entrada de la bahía como bastión y faro. Su solidez y prestancia impiden olvidar al hombre que proyectó en La Habana una de las fortalezas más formidables de América.
 Realzada con efectos de luz y sonido, una monumental maqueta reproduce fielmente el Centro Histórico y la obra de restauración que aquí se desarrolla.
 Obras de Mario García Portela, en las que trasluce un punto de vista muy personal sobre la cosa a representar, se exhibieron hace ya algún tiempo en el Centro Histórico, en la galería de la Casa Carmen Montilla.

 Aunque ya había incursionado en el género del artículo de costumbres, Emilio Roig obtiene su primer gran resultado como costumbrista en 1912, cuando –con este trabajo que reproducimos– gana el concurso de artículos humorísticos patrocinado por el periódico El Fígaro.