Al reinterpretar la historia desde una perspectiva comunicacional, se esclarece la intención informativa de muchos objetos visuales que, hasta hacía relativamente poco tiempo, estaban catalogados en forma arbitraria como piezas de arte mayor o menor. Es el caso de los anuncios que, colocados en la prensa y en los sitios callejeros, precedieron al actual cartel publicitario.

 En este artículo, Roig refiere el tema de los muchachos callejeros, haciendo énfasis en la responsabilidad ciudadana para con esos infantes a los que define como alegres, revoltosos y pillos.

 Al fragor de la restauración nació esta experiencia pedagógica sin precedentes, mediante la cual se contribuye a la formación integral del más valioso patrimonio social: la niñez.
 Otrora refugio de bohemios y artistas, este lugar conserva un caudal de memoria en sus paredes, donde cada visitante acostumbra dejar constancia de su paso.