Para dar a conocer a los lectores otro cuadro de tipos y costumbres cubanos, Roig se apoya en el trabajo que sobre el médico de campo publicó el primero de nuestros costumbristas, José María de Cárdenas y Rodríguez, en su Colección de artículos satíricos y de costumbres (1847).
 Diversión «predilecta, barata y atractiva», constituye el rascabucheo «de los centenares de mujeres que en las azoteas de sus casas practican diariamente tan sana, medicinal y fresca práctica de los baños de sol».

 Al relatar un suceso ocurrido, el articulista comenta cómo del «dinero –, negociado o empleomaniado– no depende ser feliz en la vida, sino que es la tranquilidad de espíritu, la propia estimación que nos tenemos lo que nos hace felices o desgraciados...»

 Sobre tan arduo e hiposo problema en cuya curación la tranquilidad de espíritu, el optimismo, las noticias satisfactorias, las piadosas mentiras sobre la benignidad del mal... pueden ser contraproducentes, tal vez fatales.