Sobre la antítesis del marido celoso: el despreocupado, quien «no encuentra nada malo y ni siquiera le acude al pensamiento la más ligera sospecha sobre la fidelidad de su esposa».

 Sobre cómo al adoptar ciertas medidas para evitar ser engañado, el marido logra el efecto contrario: se pone en evidencia con sus celos ante la sociedad, mientras su mujer se burla de él y lo engaña con el primero que se presenta.
 Sobre «los papeles ridículos que a diario representa ante la sociedad y ante su esposa» el marido celoso en el afán de descubrir el supuesto engaño. 
 Sobre los celos masculinos que, según el articulista «resultan de por sí más ridículos, molestos y contraproducentes que los femeninos y no son aceptables en ningún caso».