En esta ocasión, el articulista afirma: «En mi anterior artículo traté de ofrecer a los lectores una pintura, lo más acabada posible, de los picapleitos, jueces y escribanos de antaño. Al lado de estos fariseos de la curia existió también otro tipo —el anverso de la medalla— genuinamente cubano, y desaparecido ya casi por completo: el abogado de familias».
 El incendio del almacén de la ferretería Isasi y Cía, ocurrido el 17 de mayo de 1890, es considerado por varios periodistas e historiadores como uno de los siniestros más destructivos de La Habana del siglo XIX. Uno de los riesgos que enfrenta toda ciudad en expansión es el fuego, muchas veces hijo de la negligencia y el descuido. La Habana no fue una excepción. Eso lo demuestran los incendios que tuvo que enfrentar en su etapa decimonónica.

 En esta ocasión, el articulista afirma: «La Habana está tan desacreditada la fé pública y privada que basta que cualquier atrevido papelista se empeñe en eludir los contratos más autorizados para que queden sin efecto, pues para todo encuentran evasiones legales...»

 Un trascendental acontecimiento de la historia habanera lo es, sin duda, el incendio acaecido la noche del 17 de mayo de 1890 en el almacén de la Sres. Isasi y Cía, ubicado en la esquina de las calles Mercaderes y Lamparilla, La Habana Vieja. Tras una explosión nunca vivida en la vetusta ciudad, más de 36 personas perecieron bajo los escombros. ¿Por qué ocurrió aquello? ¿Qué provocó que el incendio de un almacén de ferretería se convirtiera en un caso judicial? ¿Qué sucedió con el responsable? Responder estas y muchas otras preguntas es el objetivo de este trabajo.