El artillero naval llegó a ser un personaje clave en el accionar de los navíos de línea, en especial del Santísima Trinidad, el mayor de su tiempo y más artillado con 140 bocas de fuego. En los campos de batalla marítimos no bastaba con tener a bordo una bien dotada santabárbara, o el efecto intimidante de elevar una centena de portas, el elemento decisivo, sin lugar a dudas, era la preparación del artillero.
 Hasta enero estará abierta al público la exposición colectiva «De nuevos horizontes», del grupo de jóvenes paisajistas de igual nombre, inaugurada el martes 16 en la sede de la Sociedad Patrimonio, Comunidad y Medio Ambiente (Amargura 60 entre Mercaderes y San Ignacio). La ocasión fue propicia para presentar un árbol ecológico, desarrollado con niños de las aulas-museo del Centro Histórico de La Habana y el proyecto Palomas.
 Auspiciado por la Sección cubana de la Asociación de Historiadores Latinoamericanos y del Caribe, las Universidades Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, y de La Habana (UH) y la Oficina del Historiador de la Ciudad, hoy concluyó, en la Casa Benito Juárez, el Taller internacional «Revoluciones e Independencia en la Historia de América Latina y el Caribe». Participaron, el Historiador de la Ciudad Eusebio Leal Spengler, el embajador mexicano en Cuba, Gabriel Jiménez, el rector de la UH, Rubén Zardoya, así como profesores e investigadores de Alemania, México, Colombia, España, Venezuela, Ecuador, Estados Unidos, Paraguay, Costa Rica, Chile y Cuba.
 Los navíos de la Real Armada , San Carlos, San Hermenegildo y Príncipe de Asturias fueron construidos en el Real Arsenal de La Habana en las postrimerías del siglo XVIII. Su realización tuvo como modelo el Santa Ana, bajel de 112 piezas de artillería delineado por el ingeniero naval y director de Marina, José Romero y Fernández de Landa.