Con la presentación este jueves 18 de diciembre del poemario La pupila insomne de Rubén Martínez Villena en la homónima Biblioteca Pública del Centro Histórico de la Habana se salda una vieja deuda con los lectores cubanos y con el legado de toda una generación. Al decir de Raúl Roa García, su entrañable amigo y prologador, «la poesía de Rubén estuvo sobre todo en lo que vivió. Fue un hacedor, un creador total».
 El articulista analiza algunas de las cualidades humanas del cubano y lo caracteriza como «… presuntuoso o fantasioso o farolero o fantoche: exageradamente vanidoso, y su vanidad se manifiesta en todos los órdenes de la vida, lo mismo en lo privado que en lo público...»
 El artillero naval llegó a ser un personaje clave en el accionar de los navíos de línea, en especial del Santísima Trinidad, el mayor de su tiempo y más artillado con 140 bocas de fuego. En los campos de batalla marítimos no bastaba con tener a bordo una bien dotada santabárbara, o el efecto intimidante de elevar una centena de portas, el elemento decisivo, sin lugar a dudas, era la preparación del artillero.
 Hasta enero estará abierta al público la exposición colectiva «De nuevos horizontes», del grupo de jóvenes paisajistas de igual nombre, inaugurada el martes 16 en la sede de la Sociedad Patrimonio, Comunidad y Medio Ambiente (Amargura 60 entre Mercaderes y San Ignacio). La ocasión fue propicia para presentar un árbol ecológico, desarrollado con niños de las aulas-museo del Centro Histórico de La Habana y el proyecto Palomas.