Como otras tradiciones chinas, no se sabe con exactitud en qué momento surgió la «Fiesta de la Primavera», pero se estima que se celebra desde la dinastía Han, hace dos mil años. En sus festejos predomina el color rojo que simboliza felicidad, pasión y alegría para el pueblo chino.
 «Así como no se concibe el Carnaval sin las máscaras, no se conciben las máscaras sin el baile, y de cada cien individuos que se disfrazan, noventa lo hacen para bailar», expresa el cronista al tratar la historia del Carnaval y de las fiestas carnavalescas en Cuba.
 Douglas Pérez muestra la presencia de animales como conceptos morales, retomando la conciencia de fábulas antiguas, pero jugando también con su opuesto en un ritual subversivo que incluye la crueldad, el absurdo y un sentido muy existencialista que se preocupa por problemas de la identidad y la alienación.
 Revisión general de las costumbres públicas entre 1933 y 1938, «comparándolas con las de tiempos anteriores, a fin de descubrir si éstas han mejorado o empeorado, o si nos encontramos en igual situación».