La diminuta vegetación de un mogote, le atrae tanto como la síntesis compositiva aplicada a una palma. Una suerte de hibridaciones convierte a este paisajista en un soñador o, más bien, en un lector que interpreta sus alrededores naturales en lienzos llenos de lirismo y soledades, de silencio y quietud.

 Sobre cómo «cualquier bípedo sin plumas, o hasta emplumado, que use pantalones, sea joven o viejo, buen mozo o esperpento, millonario o bruja sopera, constituye materia prima adecuada para fabricar con ella un marido».

 Al dar a conocer «las características generales de las comparsas habaneras de antaño y ogaño», el articulista se pronuncia a favor de las comparsas.

 

 A partir de datos tomados de la obra Historia Documentada de San Cristóbal de la Habana En el Siglo XVI, de Irene A. Wright, el articulista ofrece una reseña de uno de los más desastrosos asaltos que sufrió La Habana en el siglo XVI, específicamente el realizado el 10 de julio de 1555 por el famoso corsario Jacques Sores.