«La playa es realmente maravillosa. El exceso de luz y de blancura nos deslumbra en los primeros momentos, nos ciega, nos ofusca, como cuando al doblar una esquina, o un palco, en noche de ópera, vemos aparecer una de esas mujeres de belleza dominadora y espléndida, ante las cuales, como ante una visión sobrenatural, no sabe uno si caer de rodillas o echar a correr».

 Con la restauración titánica de esta pequeña fortaleza renacentista, cuyas señas de identidad parecían irremediablemente perdidas, La Habana continúa el rescate de su sistema de fortificaciones militares, incluido por su inmenso valor arquitectónico en la lista del patrimonio mundial.
 Junto a las Actas Capitulares del Ayuntamiento de La Habana, se conservan varias limpiezas de sangre. Con tales documentos las familias probaban su ascendencia, desprovistas de mezclas de raza, herejes o penitenciados, lo que les servía para avalar sus peticiones de títulos de nobleza.
 Con fragmentos de vidrio, Rosa María ha reanimado el espíritu de medios puntos, mamparas, lámparas o vitrales coloniales que rendían sus últimos destellos bajo los escombros de la Habana Vieja.