Sobre los primeros años de la vida de Martí y su entorno familiar, se conoce gracias a este testimonio de Fermín Valdés Domínguez, quien fue su amigo desde la adolescencia y compartió con él grandes confesiones y sinsabores.
 Aunque no constituyó uno de sus temas predilectos, el béisbol fue objeto de interés de las crónicas martianas. En esas páginas dejó –de manera fragmentaria– juicios sobre esta práctica deportiva, que él llamaba «el juego de pelota».
 Diferentes soportes ha escogido para crear su obra el artista Eduardo Rubén, quien «se manifiesta entre representaciones imaginativas que cualquiera puede pensar como un elogio redundante del mundo».

 Con la intención de poner al relieve «aquellos vicios y defectos, de bulto» que padecía la sociedad habanera de entonces, el articulista describe tipos sociales como el florero, el guapo, el político.