El libro La memoria en las piedras (Ediciones Boloña, 2002) de la investigadora Zoila Lapique constituye una verdadera historia de la litografía en Cuba (siglo XIX). Esta obra va más allá de la certeza historiográfica, presentándonos así a las litografías de antaño como «testimonios imborrables de la sensibilidad y vida de una época».

 Aunque no lo considera «una clase única», el cronista expone las características de este pintoresco personaje, que podía hallarse en cualquiera de los grupos que habitaba La Habana de entonces.

 Sobre los primeros años de la vida de Martí y su entorno familiar, se conoce gracias a este testimonio de Fermín Valdés Domínguez, quien fue su amigo desde la adolescencia y compartió con él grandes confesiones y sinsabores.
 Aunque no constituyó uno de sus temas predilectos, el béisbol fue objeto de interés de las crónicas martianas. En esas páginas dejó –de manera fragmentaria– juicios sobre esta práctica deportiva, que él llamaba «el juego de pelota».