Los amoríos entre un hombre y una mujer motivaron al articulista comentar un hecho como el de la unión de parejas en los tiempos de antes. De esta manera quedaban saldadas las inquietudes implícitas en el título de estas líneas, publicadas por Carteles y el Diario de la Marina en 1925.

 En este artículo Roig describe a la adolescente de inteligencia clara, viva y despierta que, sin tener la mayoría de edad ni haber sido presentada en sociedad, asiste a fiestas y le gusta que los hombres la traten como mujer.

 «Antes quisiera, no digo yo, que se desplomaran las instituciones de los hombres —reyes y emperadores—, los astros mismos del firmamento, que ver caer del pecho humano el sentimiento de la justicia, ese sol del mundo moral», sentenció para la eternidad José de la Luz y Caballero.
 Aunque sus muros debieron servir de centinelas al puerto y la bahía, esta mole de piedra quedó sólo como testimonio de sus propias tribulaciones: la falta de recursos, mano de obra y de una ubicación apropiada cambiaron definitivamente su destino.