Muy vinculadas a las costumbres europeas, estas vajillas denotan la opulencia y los gustos de la familia aristocrática cubana.
 En esta estampa Roig hace referencia a las características de aquellas personas que por no poseer título alguno –profesional, pontificio o arisocrático– eran denominados por los cronistas sociales con fórmulas tan impersonales como el conocido joven.

 Testimonios de un automóvil encontramos en este artículo de Roig, recurso de ficción empleado por el cronista, para a través de la literatura, aproximarse a hechos ya pasados de La Habana de hace varias décadas.

 «Una ciudad, sin embargo, a la vez que consiste en los lugares donde el cariño nos envuelve, siempre es algo más. Ese algo más, ¿qué era?», se pregunta el autor de Lo cubano en la poesía en este viaje veloz a través de sus vivencias habaneras.