Hay un detalle en los muros de las fortalezas de nuestra Ciudad que suele pasar inadvertido para muchos y constituye una verdadera joya de la naturaleza cubana, mantenida durante siglos.
 Frente a la ciudad se levanta hoy un espigado Jesús en postura sacramental; sin embargo, los habaneros parecen haber desarrollado de antaño un sentido peculiar de la fe cristiana.
 Con la grabación del disco Esteban Salas. Passio Domini Nostri Jesu Christi, el Conjunto de Música Antigua Ars Longa (Oficina del Historiador de la Ciudad) continúa el rescate de la obra litúrgica del gran compositor cubano del siglo XVIII.
 Este cuento había permanecido inédito hasta que, en 1997, fue cedido a Opus Habana por Aleida March, directora del Archivo personal de Ernesto Guevara. El Che lo concibió durante su estadía en el Congo (1965) como jefe de las tropas cubanas que, de modo transitorio, se integraron a las luchas de liberación en el continente africano.