Entre ingenuo y sarcástico, el articulista pretende averiguar ciertas interioridades conyugales por lo que comienza por referirse al primer matrimonio de la humanidad, el de Adán y Eva.

 Acerca de los artificios que se emplean en la correspondencia secreta – ocasiones el único medio de comunicación entre los amantes–, y sobre los tenorios que se valen de este procedimiento para conseguir pareja, refiere el cronista en este artículo de costumbres.

 Jolgorio, disfraz, alegría... y mucho más entraña el carnaval, pero para algunos no es tan así. En estas líneas, el cronista nos acerca a una de las víctimas de esa festividad colectiva, se trata de «la víctima eterna: el marido», que en este caso, recuerda a uno en particular: Jacobito, así le llama.

 De las múltiples situaciones que tienen lugar en un velorio, el cronista rememora además los orígenes, arraigo... en suelo cubano de esta costumbre, demasiado incorporada a nuestros modos de vida.