La Habana de los siglos XVI al XIX estuvo marcada por la aventura de conquistar el universo hostil y fecundo del mar, a la vez que era testigo de grandes momentos de la historia marítima del Caribe. Próxima a celebrar su 490 aniversario de fundada sirva este artículo para rendir merecido tributo a su rica historia.
 «Con cualquier pretexto se formaba una timba o un bailecito, o una timba con baile, o un baile con timba, y para bailar y jugar se escogían lo mismo 195 fechas religiosas que los acontecimientos familiares, locales o insulares; un santo, que un bautizo, una boda, que un velorio» nos comenta en esta ocasión el articulista, quien además hace alusión a la capacidad del cubano para divertirse en todo momento.

 La generación de los años 20 y 30 de los novecientos tuvo la pertinencia de hacer coincidir en espacio y causa a personalidades relevantes que imbricaban su ardiente militancia con una estatura espiritual que les permitía brillar con luz propia. Uno de esos talentos que superaban la circunstancia era Rubén Martínez Villena.

 Acerca de la pasión por el baile, «nota sobresaliente del carácter y costumbres cubanos de todos los tiempos y de todas nuestras clases sociales», comenta en esta ocasión el articulista quien, además, cita las reflexiones que sobre el tema hicieran algunos escritores y hasta un viajero de paso por La Habana.