A diferencia de otras tierras de América, la isla de Cuba conservó el nombre que le dieron sus primigenios habitantes.
 La paisajística insular, diversa y extensa tanto en el pasado como el presente, cuenta con obras del joven pintor Diego Torres en los que el mar, la calma y un cuidado exquisito por la composición son una particularidad. Él ha logrado «colocarse en un lugar adelantado dentro de la actual promoción de paisajistas cubanos».
 Contrapunteo entre el ayer y el entonces presente que le correspondía al cronista, Roig retoma y presenta para sus lectores los enfoques de tres términos de época (primos, pollos y pollitas) según el parecer del cronista costumbrista Luis Victoriano Betancourt, quien «merece justamente ser leído por la gente de hoy que quiera conocer cómo era la gente de ayer».
 Momento de cambio hubo en la obra del pintor Leslie Sardiñas cuando expuso en 2006 una serie de pequeños personajes, casi infantiles: seres «cargados de ironía y sexualidad, escondidos tras su apariencia de niños, dotados de una compleja, pero no siempre indescifrable, simbología».