La restauración de la iglesia de Paula, realizada en 2000 por la Oficina del Historiador, significó el triunfo de la voluntad intelectual en sus esfuerzos seculares por preservar ese pequeño templo hasta convertirlo en símbolo de la reanimación espiritual en los predios del Centro Histórico.
 Con un fluir de ideas inspiradas en el recuerdo del entorno de su infancia, este artista vuelve constantemente al gesto pictórico para crear una poética de lo rural con sus magias y verdades.

 Comentarios sobre cómo el ridículo, la farsa y la hipocresía se manifiestan en el velorio, el entierro y el luto, eventos que deberían ser tributo sencillo y efusivo al difunto.

 Regida por seglares en 1758, la capilla de la Orden Tercera ha sido transformada interiormente en un teatro para niños discapacitados. De esta manera, culmina el rescate y refuncionalización cultural de uno de los más imponentes inmuebles patrimoniales de La Habana Vieja.