En esta sexta parte, el articulista reseña «el mayor elogio de cubanos a los supuestos restos de Colón depositados en La Habana en 1796», tributado por el presbítero José Agustín Caballero y Rodríguez «el máximo apologista cubano de Cristóbal Colón y sus supuestas cenizas depositadas en La Habana en 1796 (…) traídas de Santo Domingo, después de cedida a Francia por el tratado de paz de Basilea la parte española de aquella isla».
 En la quinta parte de esta zaga de sus Acotaciones colombinas, el cronista cuenta «cómo fueron embarcados en La Habana, rumbo a España, en 1898, los supuestos restos de Colón», «por qué el gobierno español se llevó de Cuba en 1898 los supuestos restos de Colón» y las «tentativas del duque de Veragua para devolver a Santo Domingo los restos de su ilustre ascendiente depositados en La Habana», entre otros temas.
 La calle Obispo tuvo su origen en el siglo XVI en una fecha próxima a la fundación de la Villa de San Cristóbal de La Habana, o sea, alrededor del año 1519.
 Hasta el mes de mayo estará abierta en la Sala Rubén Martínez Villena de la UNEAC la exposición «Lázaro Enríquez o la coreografía de la letra» del fallecido dibujante e ilustrador cubano. Organizada con la colaboración de varias instituciones y personalidades, la muestra es un merecido homenaje de «la ciudad que lo vio nacer y hacer una obra de real valía para nuestra cultura visual y la del pueblo hermano de Galicia», según expresa el escritor y crítico de arte Jorge R. Bermúdez en las palabras al catálogo.