Con el auspicio de la Federación Cubana de Actividades Subacuáticas, que preside la  múltiple recordista en inmersión Deborah Andollo, se desarrolló el segundo curso de Arqueología subacuática de nivel medio desde el 20 hasta el 31 de octubre reciente en el Gabinete de Arqueología de la Oficina del Historiador, que fuera impartido por el jefe de su Sección naval Alessandro López Pérez y la especialista Mónica Pavía.
 Acerca de la inveterada costumbre criolla de actuar como avestruces no sólo «porque fuese tragón, corredor y agachado, como el avestruz, sino porque, como esa ave, acostumbraba esconder la cabeza para ignorar el peligro que le acechaba».
 Como en el Guardador del rebaño, uno de los poemas más conocidos del poeta portugués Fernando Pessoa, en la obra de Aisar Jalil (Camagüey, 1953), realidad y fantasía se trastruecan en lo mítico u onírico de una historia de evidentes puntos alusivos a la realidad.

 Preocupado por la participación, «por primera vez en Cuba, y tal vez en el orbe, de una mujer en lances caballerescos», el articulista comenta sobre esta actividad «hasta ayer reservadas exclusivamente a los hombres y que se encontraban ya en completa decadencia entre nosotros, al extremo que en aquellas Habladurías clasifiqué el duelo entre las costumbres criollas desaparecidas».