Una reflexión sobre la seriedad del estudiante, y un llamado para que no desaparezcan por completo los «jóvenes divertidos, violentos, revolucionarios, que alegraban con sus novatadas y sus juegos las aulas», hace en esta ocasión el cronista.
{mosimage}Sobre cómo el dios Momo, «abandonando su reino y abdicando su corona, se fue a vivir a una isla del planeta Tierra, 'la más hermosa y la más... divertida que ojos humanos vieron'»

Este artículo, como otros del cronista, contiene informaciones del pasado cubano «sin que la fantasía haya intervenido en modo alguno en nuestra labor en la que, sin carácter novelesco alguno, sólo aspiramos a ser cronistas, a menos sí, pero también veraces y fieles, de los usos y costumbres de la sociedad cubana de antaño».

 Este es un artículo sobre el quitrín, «la representación genuina del carácter, de la índole, de las aspiraciones, de las necesidades y de los goces cubanos». También el cronista se refiere al calesero quien «entre los de su clase, formaba la aristocracia».